miércoles, 28 de septiembre de 2022

EL VERDADERO GENIO

 Articulo escrito por H.P. Blavastky, para la revista Lucifer, Vol. V, Nº 27, Noviembre, 1889. Págs. 227-233]

 


«¡Genio! ¡Tú, don del Cielo, tú luz divina! ¡En medio de qué peligros estás condenado a brillar! Frecuentemente la debilidad del cuerpo refrenará tu fuerza, Frecuentemente ahogará tu vigor e impedirá tu curso; Y los nervios temblorosos te fuerzan a detener Tus más nobles esfuerzos de luchar con dolor ¡O Miseria, (triste huésped)!…» CRABBE, Cuentos, XI, líneas 1-7.

De entre los muchos problemas hasta ahora no resueltos en el Misterio de la Mente resalta de manera destacada la cuestión del Genio. ¿De dónde viene y qué es el genio, cuál es su raison d' être, cuáles las causas de su excesiva rareza? ¿Es de veras un «don del Cielo»? Y si es así, ¿por qué tales dones para unos cuantos, y la torpeza intelectual o incluso la idiotez condena de otros? Considerar la aparición de hombres y mujeres genios como un mero accidente, como un premio de la ciega suerte o dependiendo de causas exclusivamente físicas, es concebible sólo para un materialista. Como certeramente dice un autor, entonces sólo queda esta alternativa; estar de acuerdo con el creyente en la existencia de un dios personal «para referir la aparición de todo individuo singular a un acto especial de la voluntad divina y de la energía creadora», o «reconocer en toda la sucesión de tales individuos un gran acto de alguna voluntad, expresado en una eterna ley inviolable». 
     El genio, como Coleridge lo definió, es ciertamente –al menos, según todos los indicios externos– «la facultad de crecimiento»; sin embargo para la intuición interna del hombre la cuestión es: si es el genio –una aptitud anormal de la mente– lo que se desarrolla y crece, o es el cerebro físico, su vehículo, que a través de algún proceso misterioso se hace más apto para recibir y manifestar desde dentro hacia el exterior la naturaleza innata y divina del alma superior del hombre. Acaso los filósofos de la Antigüedad, en su sabiduría no sofisticada, estaban más cerca de la verdad que nuestros modernos sabiondos, cuando dotaron al hombre de una deidad tutelar, un Espíritu al que llamaban genio. La substancia de esa entidad, por no decir la esencia –observa la diferencia, lector– y la presencia de ambas, se manifiesta según el organismo de la persona con la que se comunica. Como dice Shakespeare sobre el genio de los grandes hombres –lo que percibimos de la substancia «no está aquí»:–

«Porque lo que ves no es sino la parte más pequeña La menor proporción de la humanidad Le digo, señora, si estuviera toda su figura aquí, Seria de una altura tan espaciosa y encumbrada Que tu techo no sería suficiente para contenerla…» (NOTA: [Enrique VI, Parte I, Act ii, Escena 3, líneas 52-56]. FINAL NOTA).

 – el hombre de barro– en la prosaica vida diaria de este último. Los EGOS de un Newton, un Esquilo o un Shakespeare son de la misma esencia y substancia que los Egos de un palurdo, ignorante, loco o incluso un idiota; y la autoafirmación de sus genius informantes dependen de la construcción fisiológica y material del hombre físico. Ningún Ego difiere de otro en cuanto a su primordial u original esencia y naturaleza. Lo que hace que un mortal sea un gran hombre y otro sea una persona vulgar y tonta es, como se ha dicho, la calidad y naturaleza de su cascarón y envoltura física, y la adecuación o no del cerebro y del cuerpo para transmitir y dar expresión a la luz del hombre Interno,real; y esta aptitud o inaptitud es, a su vez, resultante del Karma. O, usando otro símil, el hombre físico es el instrumento musical y el Ego, el artista ejecutante. La potencialidad de la perfecta melodía del sonido está en el primero –el instrumento– y ninguna habilidad del último puede despertar una armonía impecable en un instrumento roto o mal hecho. Esta armonía depende de la fidelidad de transmisión, con palabras o actos, al plano objetivo, del inexpresado pensamiento divino que se encuentra en las mismas profundidades de la naturaleza subjetiva o interna del hombre. Siguiendo nuestro ejemplo, el hombre físico puede ser un inapreciable Stradivarius, un violín barato y agrietado, o nuevamente una mediocridad entre ambos, en las manos de un Paganini que lo «anima». 

    Todas las naciones antiguas sabían esto. Pero aunque todas tenían sus Misterios y sus Hierofantes, no a todos podía enseñárseles por igual la gran doctrina metafísica; y mientras unos pocos elegidos recibían tales verdades en su iniciación, a las masas sólo se les permitía acercarse a éstas con la mayor cautela y sólo dentro de los límites del hecho. Del TODO DIVINO prosiguió Amun, la Sabiduría Divina… no es dada a los indignos», dice un Libro de Hermes. San Pablo, el «sabio Maestro Constructor» (I Cor. iii, 10) (NOTA: Un término absolutamente teúrgico, masónico y ocultista. Pablo, al usarlo, se declara un Iniciado que tiene el derecho de iniciar a otros. FINAL NOTA), no hace más que imitar a Thot-Hermes cuando dice a los Corintios: «Nosotros hablamos de la Sabiduría entre los que son perfectos [los iniciados]… hablamos de la sabiduría de DIOS en un MISTERIO, incluso la Sabiduría oculta». (ibíd., ii, 6-7). 

    A pesar de ello, aún en nuestros días los Antiguos son acusados de blasfemia y de fetichismo por su «culto a los héroes». Pero ¿han profundizado los historiadores modernos alguna vez en la causa de tal «adoración»? Creemos que no. De lo contrario, ellos serían los primeros en darse cuenta de que lo que era «adorado», o, más bien, a lo que se rendía honores no era al hombre de barro ni a la personalidad –al Héroe o Santo más o menos, que aún prevalece en la Iglesia de Roma, una iglesia que beatifica el cuerpo más que el alma– sino al Espíritu divino prisionero, al «dios» exiliado dentro de esa personalidad. ¿Quién en el mundo profano sabe que incluso la mayoría de los magistrados (los Arcontes de Atenas, mal traducido en la Biblia como «Príncipes»)– cuya tarea oficial era preparar la ciudad para tales procesiones, ignoraba el verdadero significado del «culto» venerado? Ciertamente tenía razón San Pablo al declarar, «Nosotros hablamos de la sabiduría… no de la sabiduría de este mundo… que ninguno de los Arcontes de este mundo [profano] conocía», sino la sabiduría oculta de los MISTERIOS. Pues como de nuevo da a entender la Epístola del Apóstol, el lenguaje de los Iniciados y sus secretos no los conoce ningún profano, ni siquiera un «Arconte» o gobernante fuera del templo, de los sagrados Misterios; nadie «salvo el Espíritu del hombre [el Ego] que está en él» (ibíd., ii, 11). 

    Si se hubieran traducido los Capítulos II y III de la Epístola I a los Corintios con el Espíritu con que estaban escritos –incluso su letra muerta está ahora desfigurada– el mundo podría percibir asombrosas revelaciones. Entre otras cosas habría una clave para los hasta ahora inexplicables ritos del antiguo Paganismo, uno de los cuales es el misterio de este mismo culto a los Héroes. Mostraría que si las calles de la ciudad honraban a uno de esos hombres, estaban llenas de rosas esparcidas para el paso del Héroe ese día; si todos los ciudadanos debían inclinarse reverentemente ante aquel que era tan festejado; y si el sacerdote y el poeta rivalizaban entre sí en su celo por inmortalizar el nombre del héroe después de su muerte –la filosofía oculta nos da la razón de ello. 

    «Contempla», dice, «en toda manifestación del genio –cuando está combinado con la virtud– en el guerrero o en el bardo, en el gran pintor, artista, estadista u hombre de Ciencia, que lo eleva por encima de las cabezas del vulgo, la innegable presencia del exiliado celeste, el Ego divino cuyo carcelero eres tú, ¡oh hombre de materia!». Así, denominamos deificación aplicado al Dios inmortal que está dentro, no a las paredes muertas o tabernáculo humano que lo contiene. Y esto fue hecho en reconocimiento tácito y silencioso de los esfuerzos realizados por el divino cautivo que, aún bajo las más adversas circunstancias de encarnación, logró manifestarse. 

    El Ocultismo, por lo tanto, no enseña nada nuevo al afirmar el axioma filosófico arriba mencionado. Tratando con más extensión el amplio tópico metafísico, sólo le da un último toque explicando ciertos detalles. Enseña, por ejemplo, que la presencia en el hombre de varios poderes creativos –llamados genios en su colectividad– no es debido a ninguna suerte ciega, a ninguna cualidad innata a través de tendencias hereditarias –aunque lo que se conoce por atavismo puede frecuentemente intensificar sus facultades– sino a una acumulación de experiencias anteriores del Ego en su vida y vidas precedentes. Pues, aunque omnisciente en su esencia y naturaleza, aún necesita experimentar a través de sus personalidades las cosas de la tierra, terrestres en el plano objetivo, para poner en vigor por medio de ellas la realización de esa omnisciencia abstracta. Y, añade nuestra filosofía –el cultivo de ciertas aptitudes a través de una larga serie de encarnaciones pasadas, debe culminar finalmente en alguna vida, en un florecer perenne como genio, en una u otra dirección. 

    Por ello, los grandes Genios, si son verdaderos e innatos y no meramente una expansión anormal de nuestro intelecto humano –nunca pueden copiar o rebajarse a imitar, sino que siempre serán originales, sui generis, en sus impulsos creativos y realizaciones. Como esos lirios gigantes de la India que brotan súbitamente, acunados por las nubes, en las grietas y fisuras de las desnudas rocas de las altas mesetas en los montes Nilgiri, el verdadero Genio necesita solamente una oportunidad para mostrar su existencia y florecer a la vista de todos en el suelo más árido, pues su estampa es siempre inconfundible. Usando un dicho popular, el genio innato al igual que los crímenes, saldrá a la luz tarde o temprano y cuanto más se haya querido suprimir u ocultar, mayor será el torrente de luz arrojado por su súbita irrupción. Por otro lado, el genio artificial, tantas veces confundido con el anterior no es más que el resultado de prolongados estudios y preparación, nunca será, por decirlo así, más que la llama de la lámpara encendida fuera del portal del templo; puede lanzar una larga estela de luz de una parte a otra de la carretera, pero deja el interior del edificio a oscuras. Y como toda facultad y propiedad en la Naturaleza es dual –esto es, puede hacerse que sirva a dos fines, tanto al mal como al bien– de este modo se delatará el genio artificial a sí mismo. Nacido del caos de las sensaciones terrenales, de las facultades perceptivas y retentivas, aún así de memoria finita, siempre será esclavo de su cuerpo; y ese cuerpo, debido a su inconstancia y a la tendencia natural de la materia hacia la confusión, llevará incluso a los considerados grandes genios, de regreso a su propio elemento primordial, que es el caos, el mal, o la Tierra. 

   Así, entre el genio verdadero y el artificial, uno nacido de la luz del Ego inmortal, el otro de los efímeros fuegos fatuos del intelecto terrestre o puramente humano y del alma animal, hay un abismo, sólo salvable para quien aspira a ir siempre hacia adelante; quien nunca pierde de vista, aun en las profundidades de la materia, esa estrella guía del Alma Divina y de la Mente, lo que llamamos Buddhi-Manas. Este último no requiere, al contrario que el primero, cultivarse. Las palabras del poeta afirman que la lámpara del genio– «Si no es protegida, podada y alimentada con cuidado Pronto muere, o llega a derrocharse con vacilante luz–.» Estas palabras pueden aplicarse solamente al genio artificial, resultante de la cultura y de una agudeza puramente intelectual. No es la luz directa de los Mânasaputras, los Hijos de la Sabiduría, pues el verdadero genio alumbrado por la llama de nuestra naturaleza superior, o el EGO, no puede morir. Es por ello que es tan raro. Lavater calculó que «la proporción de genios (en general) respecto a hombres ordinarios es de uno en un millón; pero genios sin tiranía, sin presunción, que juzgan al débil con equidad, al superior con humanidad, y a los iguales con justicia, esa proporción es de uno entre diez millones». Esto verdaderamente es interesante, aunque no demasiado lisonjero para la naturaleza humana si por «genio», Lavater tenía en mente sólo la clase más alta del intelecto humano, desarrollado por el cultivo, «protegido, podado y alimentado», y no el genio del que hablamos nosotros. Además, tal genio es siempre capaz de conducir hasta los extremos del infortunio o del bienestar, a aquel a través de quién se manifiesta esta luz artificial de la mente terrestre. Al igual que los genios buenos y malos de los antiguos, con quienes comparte tan apropiadamente el nombre, el genio humano coge a su desvalido poseedor de la mano y le conduce, un día a los pináculos de la fama, la fortuna y la gloria, para sumergirle al día siguiente en un abismo de deshonra, desesperación y frecuentemente de crimen.

      Pero, de acuerdo con el gran Fisonomista, en este mundo hay más genios de este último tipo, ya que, como enseña el Ocultismo, es más fácil para la personalidad, con sus agudos sentidos físicos y tattwas, tender hacia el cuaternario inferior que remontarse a su tríada –la filosofía moderna, no sabe nada de su más elevada forma espiritual aunque es bastante entendida en conformar genios inferiores– «uno por cada diez millones». Así es natural que confundiendo uno con otro, los mejores escritores modernos se hayan equivocado al definir el verdadero genio. Como consecuencia, oímos y leemos continuamente muchas cosas que a los Ocultistas les parecen bastante paradójicas. «El Genio necesita cultivarse», dice uno; «el Genio es vano y autosuficiente», declara otro; mientras un tercero seguirá definiendo la luz divina no más que para empequeñecerla en el lecho de Procusto de su propia estrechez de mirada intelectual. Hablará de la gran excentricidad de los genios, emparentándola como norma general con una «constitución inflamable», aun lo mostrará como «¡presa de cualquier pasión, pero rara vez de inclinaciones delicadas!» (Lord Kaimes). Es inútil discutir con estos, o decirles que los genios originales y grandes apagan los más deslumbrantes rayos de intelectualidad humana como el sol apaga la luz de una llama de fuego en un campo abierto; que nunca es excéntrico; aunque siempre sui generis; y que ningún hombre dotado de verdadero genio puede jamás abandonarse a sus pasiones físicas animales. En la opinión de un humilde Ocultista, sólo un gran carácter altruista como el de Buddha o Jesús, y el de sus pocos imitadores fieles, pueden ser considerados en nuestro ciclo histórico como GENIOS completamente desarrollados. 

    De ahí que el verdadero genio tenga pocas posibilidades de recibir su reconocimiento en nuestra era de convencionalismos, hipocresía y contemporización. A medida que el mundo aumenta en civilización, se expande su fiero egoísmo, y apedrea a sus verdaderos profetas y genios en beneficio de sus sombras remedadas. Sólo las agitadas masas de millones de ignorantes, el gran corazón de la gente, son capaces de sentir intuitivamente a una verdadera «gran alma» llena de amor divino por la humanidad, de compasión divina por el hombre sufriente. De aquí que sólo el pueblo llano es aún capaz de reconocer al genio, como que sin tales cualidades ningún hombre tuviera derecho a ese nombre. Ningún genio puede encontrarse ahora en la Iglesia o el Estado y eso lo prueba su propia confesión. Parece que hubiese pasado mucho tiempo desde que en el siglo XIII el «Doctor Angélico» desairó al Papa Inocencio IV, quien haciendo alarde de los millones obtenidos por la venta de absoluciones e indulgencias, le remarcó a Santo Tomás de Aquino que «¡la era en que la Iglesia decía: ‹Plata y oro no tengo›, ha pasado!». «Cierto», fue la rápida contestación; «pero también ha pasado la era en que podía decir a un paralítico, ¡Levántate y anda!». Y sin embargo, desde aquel tiempo y desde mucho, mucho antes hasta nuestros días no ha cesado en ningún instante la crucifixión de su Maestro ideal para la Iglesia y el Estado. Mientras cada Estado Cristiano rompe con sus leyes y costumbres, con todo mandamiento dado en el Sermón de la Montaña, la Iglesia Cristiana  se justifica y aprueba esto a través de sus propios Obispos que desesperadamente proclaman: «Un Estado Cristiano sobre Principios Cristianos es imposible» (NOTA: Ver «Ir y Venir en la Tierra», 1er artículo [en el presente Volumen]. FINAL NOTA). De ahí que no sea posible un modo de vida semejante al de Cristo (o Buddha) en los Estados civilizados

     El ocultista, entonces, para quien «el verdadero genio es sinónimo de mente auto-existente e infinita», reflejado más o menos fielmente por el hombre, no encuentra en las definiciones modernas del término nada que se aproxime a lo correcto. Por su parte, la interpretación esotérica de la Teosofía seguramente será recibida con risas. La misma idea de que cada hombre con un «alma» dentro de sí, es el vehículo de (un) genio, parecerá supremamente absurda aun para los creyentes, mientras que los materialistas se pondrán de malas con ella llamándola «crasa superstición». Por lo que se refiere al sentimiento popular –el único bastante correcto ya que es puramente intuición, no será tenido en cuenta. El mismo epíteto elástico y cómodo de «superstición» será usado, una vez más, para explicar por qué no ha habido nunca un genio universalmente reconocido –tanto de un tipo como de otro– sin una cierta cantidad de cuentos y leyendas misteriosas, fantásticas y, frecuentemente extraordinarias, relacionadas con ese carácter tan único, acompañándolo en su vida y aun sobreviviéndole. Con todo, son sólo los no sofisticados, las denominadas masas ignorantes, justamente a causa de esa falta de razonamiento sofisticado, quienes sienten, cada vez que toman contacto con un carácter anormal, fuera de lo común, que hay en ellos algo más que el mero hombre mortal de carne y atributos intelectuales. Y sintiéndose ellos mismos en presencia de lo que en la inmensa mayoría está siempre oculto, de algo incomprensible para sus mentalidades prosaicas, experimentan el mismo temor reverencial que sintieron antiguamente las masas populares cuando su fantasía, muchas veces más infalible que la razón cultivada, hizo dioses de sus héroes, enseñando

«…Al débil a inclinarse, al orgulloso a rezar A poderes nunca vistos y más imponentes que ellos.»

A esto ahora se le llama SUPERSTICIÓN… ¿Pero qué es superstición? Es cierto que tenemos miedo de aquello que no podemos explicar claramente. Como niños en la oscuridad, tanto los cultos como los ignorantes, somos todos propensos a poblar esa oscuridad con fantasmas de nuestra propia creación; pero esos «fantasmas» no prueban de ningún modo, que esa «oscuridad» –que es sólo otra forma de denominar lo «invisible» y «oculto»– está realmente vacía de cualquier Presencia salvo la nuestra propia. De manera que si en su forma exagerada la «superstición» es un extraño íncubo, como una creencia en las cosas de más arriba y más allá de nuestros sentidos físicos, no obstante es también un modesto reconocimiento de que hay cosas en el universo, y alrededor nuestro, de las que no sabemos nada. En este sentido la «superstición» no se convierte en un sentimiento irrazonable, mitad asombro, mitad pavor, mezclado con la admiración y la reverencia, o con el miedo, según los dictados de nuestra intuición. Y esto es mucho más razonable que repetir con los sabiondos demasiado doctos: que no hay nada, «nada en absoluto en esa oscuridad», ni puede haber nada allí ya que ellos no han acertado a percibirlo. 

     ¡Eppur si muove! Donde hay humo, ahí debe haber fuego; donde hay vapor húmedo allí debe haber agua. Nuestro reclamo descansa sobre una verdad axiomática eterna: nihil sine causa. El genio y el sufrimiento inmerecido son prueba del Ego inmortal y de la Reencarnación en nuestro mundo. Por lo demás, es decir, por lo que se refiere a las calumnias y burlas con las que se encuentran tales doctrinas esotéricas, Fielding –también una suerte de Genio a su manera– dio cuenta de nuestra respuesta un siglo antes. Nunca pronunció una verdad mayor que el día en que escribió que «Si la superstición hace del hombre un tonto, el ESCEPTICISMO LO CONVIERTE EN UN LOCO». 

H.P. Blavastky


martes, 20 de septiembre de 2022

¿QUE ES LA TEOSOFIA?


La palabra Teosofía deriva del griego: theos = Dios, Divino; y sophia = Sabiduría; por lo que puede traducirse como Sabiduría Divina. Es importante señalar que no se trata de la sabiduría de un dios personal, sino de la Sabiduría Divina, del cúmulo de verdades que subyace en las enseñanzas primitivas de todas las religiones y sistemas filosóficos, los cuales han sufrido deformaciones y tergiversaciones a lo largo de los siglos por distintos motivos. Esta Sabiduría no es una verdad revelada, sino el conocimiento de realidades universales acerca de la esencia humana y las leyes que dirigen el cosmos, la cual es patrimonio de la humanidad, siempre existió y siempre existirá. 

   En este contexto la moderna teosofía es una presentación de estas verdades, que vierten luz para el entendimiento de las antiguas escrituras y muestran que todas ellas han surgido de un tronco común. Enseña a ver más allá del mundo en que estamos acostumbrados a movernos y plantea un sistema de valores cuya piedra angular es la fraternidad universal.

El término es generalmente atribuido a la Escuela Teosófica Ecléctica de Alejandría (también conocida como “Escuela Neoplatónica”) fundada en el año 193 d. C. por Ammonio Saccas, quien retomó muchos de los principios expuestos por Platón y Pitágoras. Entre los discípulos de esta escuela se encuentran Plotino, Jámblico, Porfirio, Proclo y otros importantes teósofos. Más tarde, a lo largo de la historia, diversas personas y movimientos adoptaron para sí el adjetivo de “teosófico”, como fue el caso de Meister Eckhart en el siglo XIV y el de filósofos del renacimiento como Cornelio Agrippa, Giordano Bruno y Paracelso en el siglo XVI, y Robert Fludd, Tomas Vaughan y Jakob Böhme en el siglo XVII. Por último, a fines del siglo XIX, H.P. Blavatsky y H.S. Olcott comenzarían lo que se denomina ‘el movimiento teosófico moderno’, con la Fundación de la Sociedad Teosófica en 1875. 

      Las enseñanzas fundamentales de la Teosofía (o Sabiduría Divina), que si bien difieren en la forma de expresión que ha tenido cada escuela a lo largo del tiempo y en cada lugar, pueden resumirse como sigue: 


La existencia de una esencia absoluta desconocida, omnipresente, e impersonal, que interpenetra y es raíz de todas las cosas, tanto visibles como invisibles. Incomprensible para la mente humana puesto que la trasciende.
La Vida Una. Todo lo existente forma parte de una unidad y el ser humano es una parte de este todo universal. Esta vida una evoluciona en formas cada vez más perfectas. Esta evolución se verifica por ciclos de actividad y descanso.
La naturaleza eterna e inmortal del espíritu humano el cual, siendo un rayo del Alma Universal es idéntico en esencia a ésta última.
   La posibilidad de que el hombre se haga Uno con lo Divino, trascendiendo sus limitaciones y participando de la Sabiduría Divina. La evolución o peregrinación del alma desde que se “separa” del Alma Universal hasta su retorno a la misma, luego de haber atravesado todos los estados y niveles del universo manifestado. 


  Los miembros de la Sociedad Teosófica estudian estas verdades y se esfuerzan por vivirlas.


Fuente: Sociedad Teosófica en Argentina

martes, 13 de septiembre de 2022

¿QUE ES EL KARMA?

Karma [o Karman(Sánsc.) – Físicamente, acción; metafísicamente, la LEY DE RETRIBUCIÓN, la Ley de causa y efecto o de Causación ética. Némesis, sólo en el sentido de mal Karma. Es el undécimo Nidâna [o causa de existencia] en el encadenamiento de causas y efectos, en el Budismo ortodoxo; más aún: es el poder que gobierna todas las cosas, la resultante de la acción moral, el samskâra metafísico, o el efecto moral de un acto sometido para el logro de algo que satisfaga un deseo personal. 

   Hay Karma de mérito y Karma de demérito. El Karma no castiga ni recompensa; es simplemente la Ley única, universal, que dirige infaliblemente, y por decirlo así, ciegamente, todas las demás leyes productoras de ciertos efectos a lo largo de los surcos de sus causaciones respectivas. Cuando el Budismo enseña que “el Karma es aquel núcleo moral (de todo ser), lo único que sobrevive a la muerte y continúa en la transmigración” o reencarnación, quiere decir simplemente que después de cada personalidad no quedan más que las causas que ésta ha producido; causas que son imperecederas, esto es, que no pueden ser eliminadas del universo hasta que sean reemplazadas por sus verdaderos efectos, y destruidas por ellos, por decirlo así, y tales causas –a no ser que sean compensadas con efectos adecuados, durante la vida de la persona que las produjo–, seguirán al Ego reencarnado, y le alcanzarán en su reencarnación subsiguiente hasta quedar del todo restablecida la armonía entre los efectos y las causas. 


Las causas son las acciones del pensamiento, de palabra y obra. y los efectos son, las consecuencias producidas por dichas causas 

   
  Ninguna “personalidad” –mero conjunto de átomos materiales y de peculiaridades instintivas y mentales– puede continuar naturalmente como tal en el mundo del Espíritu puro. Sólo aquello que es inmortal en su misma naturaleza y divino en su esencia, esto es, el Ego, puede existir para siempre. Y siendo el Ego el que elige la personalidad que va a animar, después de cada Devachán, y el que recibe por medió de dichas personalidades los efectos de las causas Kármicas producidas, de ahí que el Ego, el Yo que es el “núcleo moral” de que se ha hecho mención, y Karma encarnado, sea “lo único que sobrevive a la muerte”. [Esta ley existe desde la eternidad, y en ella, porque es la Eternidad misma, y como tal, puesto que ningún acto puede ser coigual con la Eternidad, no puede decirse que obra, porque es la Acción misma. No es la ola la que ahoga al hombre, sino la acción personal del desdichado que marcha deliberadamente y se coloca bajo la acción impersonal de las leyes que gobiernan el movimiento del océano.

Es bueno aclarar que «EGO» no es, lo que comúnmente llamamos egoísmo; cuando en las enseñanzas esotéricas se hacía mención del ego, mas bien hacían referencia al ser individual espiritual, el yo soy, el ente espiritual en nosotros, nuestro yo verdadero superior.  Empero, también hay un ego inferior que es, nuestra personalidad terrenal y pasajera, pero este ego no reencarna, el ego que reencarna es el superior
 Véase el post: 
¿Que es el ego? Origen y significación de los distintos egos

    
El Karma no crea ni designa nada. 

El hombre es quien traza y crea las causas, y la ley kármica ajusta los efectos, y este ajustamiento no es un acto, sino la armonía universal que tiende siempre a recobrar su posición primitiva, como una rama de árbol, que si se dobla con violencia, rebota con la fuerza correspondiente. Si se fractura el brazo que trató de doblarla, ¿diremos que fué la rama que rompió nuestro brazo, o que nuestra propia imprudencia nos ha acarreado tal desgracia? El Karma no ha tratado jamás de destruir la libertad intelectual e individual, como el dios inventado por los monoteístas. No ha envuelto sus decretos en la obscuridad de un modo intencionado para confundir al hombre, ni tampoco castiga al que osa escudriñar sus misterios; antes al contrario, aquel que a fuerza de estudio y meditación descubre sus intrincados senderos y arroja alguna luz en sus obscuros caminos, en cuyas revueltas perecen tantos hombres a causa de su ignorancia del laberinto de la vida, trabaja para el bien de sus semejantes. 

   El Karma es una ley absoluta y eterna en el mundo de manifestación, y como sólo puede haber un Absoluto, como una sola Causa eterna siempre presente, los creyentes en el Karma no pueden ser considerados como ateos o materialistas, y menos aún como fatalistas, puesto que el Karma es uno con lo Incognoscible, de lo cual es un aspecto, en sus efectos en el mundo fenomenal. (Doctr. Secr., II, 319–320). 
  
   Entre las varias divisiones del Karma establecidas (Karma individual y colectivo, Karma positivo y negativo; Karma masculino y femenino, etc.), tiene una importancia especial la triple división en: 

 1º Karma acumulado o latente (Sañchita Karma), que es el constituido por multitud de causas que vamos acumulando en el decurso de nuestra vida y que no pueden tener inmediata realización; 

  2º Karma activo o empezado (Prârabdha Karma), aquel cuyos efectos se manifiestan ahora en nuestra propia naturaleza, esto es, aquello que constituye lo que se llama nuestro carácter, las múltiples circunstancias que nos rodean en la vida presente.  

  3º el Karma nuevo, el que actualmente engendran nuestras diversas actividades (Kriyamâna Karma). Esta división, que expone J.C. Chatterji en la Filosofía esotérica de la India, es la misma que hallamos en la de A. Besant, Sabiduría Antigua, en estos términos: “Será necesario distinguir entre el Karma maduro, pronto a manifestarse como sucesos inevitables en la vida presente; el Karma de carácter, que se manifiesta en las tendencias que son resultado de experiencias acumuladas y que son susceptibles de ser modificadas en la vida presente por el mismo Poder (el Ego) que las creo en la pasada; y por último, el Karma que ahora está produciendo y dará origen a sucesos venideros y al carácter futuro. Estas son las divisiones designadas con los nombres de Prârabdha (empezado, que debe efectuarse en la vida), Sañchita (acumulado), una parte del cual se manifiesta en las tendencias, y Kriyamâna, en curso de creación o formación”. (Obra citada, pág. 326).

   San Pablo, el iniciado, expresa de un modo pintoresco la operación del Karma diciendo: 
  “Todo lo que el hombre sembrare, eso recogerá”. (Gálat., VI, 7), sentencia análoga a la de los Purânas: “Todo hombre recoge las consecuencias de sus propias obras”. La ley del Karma se halla inextricablemente ligada con la de la Reencarnación].

   Karma colectivo – El que afecta a una colectividad humana (familia, pueblo, nación, humanidad entera). Es la resultante de las fuerzas en mutua relación de los individuos que componen la colectividad, y todos ellos son conducidos siguiendo la dirección de dicha resultante.

   
Metamorfosis (Del griego metamorphósis) – Transformación de una persona o cosa en otra, o mudanza de una persona o cosa al pasar de un estado a otro distinto. La metamorfosis se expresa en egipcio con la palabra venir a ser, transformarse, y está simbolizada por el escarabajo, Khepra. Es un atributo divino, un privilegio prometido a los justos. En todos los capítulos del Libro de los Muertos, el difunto pide la facultad de revestir todas las formas que le plazcan. (P. Pierret, Dict. d’Arch. égpyt.). – Véase: Metempsícosis.

 
Metempsícosis [Voz derivada del griego y que equivale a transmigración de las almas a otros cuerpos] – Es el progreso del alma desde un estado de existencia a otro. Vulgarmente se cree (y así está simbolizada) que la metempsícosis, se refiere a renacimientos en cuerpos de animales. Es un término generalmente mal interpretado por todas las clases de la sociedad europea y americana, incluyendo a muchos hombres de ciencia. Metempsícosis debiera aplicarse sólo a los animales. El axioma cabalístico: “La piedra se convierte en planta, la planta en animal, el animal en hombre, el hombre en espíritu y el espíritu en Dios”, halla su explicación en el Mânava–Dharma–Zâstra y en otros libros brahmánicos. 

 
La creencia de los egipcios en la transmigración del alma en los cuerpos de por Herodoto (II, 123), parece ser confirmada por los monumentos. Los capítulos LXXVI a LXXXVIII del Libro de los Muertos están consagrados a la transformación del hombre en gavilán, golondrina, serpiente, cocodrilo y hasta en loto. (Dict. d’Arch. égypt). – “¿No es muy natural –dice el autor del Diccionario filosófico– que todas las metamorfosis de que está cubierta la tierra hayan hecho imaginar, en el Oriente, que nuestras almas pasaban de un cuerpo a otro? Un punto casi imperceptible se convierte en gusano, este gusano se convierte en mariposa; una bellota se transforma en una encina, un huevo en ave; el agua pasa a ser nube; la madera se cambia en fuego y ceniza; todo, en fin, parece metamorfoseado en la Naturaleza. La idea de la metempsícosis es quizás el más antiguo dogma del universo conocido”.


   
Preexistencia – Término usado para denotar que hemos vívido antes de la vida presente. Equivale a reencarnación en lo pasado. Esta idea es objeto de burla por parte de unos; es rechazada por otros, y calificada de absurda e irracional por algunos más. No obstante, es la creencia más antigua y más universalmente admitida desde una antigüedad inmemorial. Y si esta creencia era universalmente aceptada por las más sutiles inteligencias filosóficas del mundo precristiano, seguramente no está fuera de lugar que algunos de nuestros modernos intelectuales crean también en ella, o por lo menos concedan a dicha doctrina el beneficio de la duda. La misma Biblia hace más de una vez alusiones a ella, como cuando San Juan Bautista es considerado como la reencarnación de Elías, y los discípulos de Jesús, al preguntar si el hombre ciego había nacido ciego a causa de sus pecados, lo cual equivale a decir que había vivido y pecado antes de nacer ciego. Como dice muy acertadamente Mr. Bonwick, era “la obra de progreso espiritual y de disciplina del alma. El sibarita sensualista volvía pordiosero; el soberbio opresor, esclavo; la egoísta mujer a la moda, una costurera. 

Una vuelta de la rueda daba ocasión para el desenvolvimiento de una inteligencia y sentimientos descuidados o corrompidos, y de ahí la popularidad de la reencarnación en todos los países y en todos los tiempos… De esta suerte la expurgación del mal se efectuaba de un modo gradual, pero seguro”. Verdaderamente, “una mala obra sigue al hombre pasando por cien mil transmigraciones” (Pañcha–tantra). “Todas las almas tienen un vehículo sutil, imagen del cuerpo que conduce la pasiva alma de una mansión material a otra”, dice Kapila; así como Basnage dice, hablando de los judíos: “Por esta segunda muerte no se entiende el infierno, sino lo que ocurre cuando un alma ha animado por segunda vez un cuerpo”. Herodoto dice que los egipcios “son los primeros que han hablado de esta doctrina, según la cual el alma del hombre es inmortal, y después de la destrucción del cuerpo, entra en un ser nuevamente nacido. Cuando, según dicen, ha pasado por todos los animales de la tierra y del mar y de todas las aves, volverá a entrar en el cuerpo de un hombre, nacido de nuevo”. Esto es la preexistencia. Deveria demostró que los libros funerarios de los egipcios dicen claramente: “la resurrección no era en realidad otra cosa que una renovación, que conducía a una nueva infancia y a una nueva juventud”.


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martes, 30 de agosto de 2022

4 consignas budistas para manejar la ansiedad



1. Eres responsable de ti mismo

   De nada sirve responsabilizar a los demás de nuestros problemas, pues al final, el acto de liberación siempre dependerá de nosotros mismos. No hay un salvador que venga a buscarnos y a eliminar todo lo malo.
  Siendo conscientes de esto, tenemos que ser capaces de asumir nuestras limitaciones y aprender a enfrentar con ellas los problemas. Es la única forma de que las soluciones sean reales.

2. La importancia del aquí y ahora

   Como decíamos, el momento presente es el único que nos pertenece. A veces, tenemos la mala tendencia de vivir del pasado o de estar esperando siempre lo que vendrá.

  Pero ¿sirve de algo vivir pendiente de lo que no está aquí y ahora? En realidad, la clave para estar tranquilo y reducir la ansiedad es ser capaz de disfrutar el momento presente.

3. El valor del no apego

  Si fijas tu existencia en cosas o personas, estás cercenando tu libertad y ganando sufrimiento. Las cosas pueden estar o no estar más. Las personas pueden reaccionar como esperas, o no.

  Tener la vida cargada de apegos obsesivos, e intentar controlar lo que hacen todos a tu alrededor, es la peor idea. Cargarás, además de con tu propia vida, con la responsabilidad por todo lo que te rodea.

4. Caerás en los mismos errores hasta que logres aprender de ellos

   Si nuestras acciones no son las correctas, estaremos creando un Karma (acción-causa) negativo.

   El budismo entiende que toda persona tiene la posibilidad de enmendar los errores que comete, siempre y cuando consiga el enfoque adecuado para el problema. Pero también que toda acción tiene consecuencias.

  Por eso, si sientes que estás cayendo otra vez en un error que ya cometiste, deberías sentarte un momento, respirar hondo y pensar: ¿De qué otra manera puedo abordar este problema?


viernes, 19 de agosto de 2022

Origen del nimbo; la aureola de los santos



Nimbo (Nimbus, en latín). – La aureola que circunda la cabeza de Cristo y de los santos de las Iglesias griegas y romana, es de origen oriental. Como sabe todo orientalista, se representa a Buddha con la cabeza rodeada de una brillante aureola de seis codos de extensión; y según lo demostró Hardy (Monaquismo oriental), “sus principales discípulos están representados por los pintores indígenas con una señal parecida de eminencia”. En la China, el Tíbet y el Japón las cabezas de santos están siempre rodeadas de un nimbo. [Nimbo o halo es el nombre que se da al disco o aura parcial que emana de la cabeza de una divinidad o de un santo. Las divinidades de la India, China, Japón, Egipto, Grecia, Yucatán, Perú y otras naciones están representadas con una aura simbólica que rodea su cabeza. En Egipto, el nimbo, o aura de la cabeza fué atribuido, al principio, al dios solar Ra; más tarde, en Grecia, fué adoptado por el dios Apolo. En la India se puede ver actualmente, en las grutas de Ellora, la figura de Indranî, esposa de Indra, que en otro tiempo fué el dios principal de la India, teniendo en los brazos al niño Dios–Sol, y en uno de los antiguos templos de la India hay una pintura de Krichna amamantado por su madre, la virgen Devakî. El halo que rodea las cabezas de la madre y del niño es idéntico al que vemos ahora en todas las famosas pinturas de la Virgen y el Niño propias del arte cristiano. En la iconografía cristiana, el nimbo o diadema, a manera de reflejo de la gloria celeste, es atributo de santidad. También lo era de realeza, según se ve en algunas monedas y medallas de Trajano, Antonino Pío, Constantino, Justiniano, etc. Los artistas cristianos daban al nimbo diversos colores, rojo, verde, etc., pero concediendo la superioridad al nimbo de oro, que expresa mejor la luz; por esta razón lo reservaban para los santos y para los emperadores cristianos. 
Aura  Flúido o esencia sutil e invisible que emana de los cuerpos humanos y animales y aun de las cosas. Es un efluvio psíquico que participa a la vez de la mente y del cuerpo, puesto que es el aura electrovital y al mismo tiempo un aura electromental, llamada en Teosofía âkâzica o magnética.

VEA TAMBIEN: LA PALABRA “AMEN” ES UNA DERIVACION DEL AMMON RA EGIPCIO

domingo, 13 de marzo de 2022

POR QUE NUNCA DEBES DORMIRTE CON MALOS PENSAMIENTOS?



En su libro El movimiento perpetuo de las almas, el gran Rabí Isaac de Loria dice que es preciso emplear con gran vigilancia la hora que precede al sueño. De hecho, durante el sueño el alma pierde por algún tiempo su vida individual para sumergirse en la luz universal que, como dijimos, se manifiesta por dos corrientes contrarias. El ente que se adormece cae en poder de la serpiente de Esculapio, la serpiente vital y regeneradora, o se deja ligar por los nudos envenenados de la horrible Phyton. 

    El sueño es un baño en la luz de la vida o en el fósforo de la muerte. Aquel que se adormece con pensamientos de justicia se baña en los méritos de los justos, pero aquel que se entrega al sueño con pensamientos de odio o mentira, se baña en el mar muerto en el que afluye la infección de los malos. La noche es como el invierno que incuba y prepara los gérmenes. Si sembramos cizaña no cosecharemos fermentos. Aquel que se adormece en la impiedad no despertará en la bendición divina. Dicen que la noche es consejera. Sí, sin duda. Buen consejo trae al justo; funesto impulso al malvado. Tales son las doctrinas del Rabí Isaac de Loria. 

  No sabemos hasta qué punto debemos admitir estas influencias recíprocas de los entes sumergidos en el sueño y dirigidos por atracciones involuntarias, en tal forma que los buenos mejoran a los buenos y los malos corrompen a los que le son semejantes. Sería más consolador pensar que la bondad de los justos irradia sobre los malos para calmarlos, y la persuasión de los malos nada puede sobre el alma de los justos. 

   La verdad es que los malos pensamientos agitan el sueño y, por consiguiente, lo vuelven enfermizo, y que una conciencia limpia dispone maravillosamente la sangre a refrescarse y descansar en el sueño. Es muy probable, además, que la irradiación magnética provocada durante el día por los hábitos y la voluntad, no cese durante la noche. Lo prueban los sueños en los que parece que obramos muchas veces conforme con nuestros deseos más secretos. Sólo conquista la virtud de la castidad, dice San Agustín, quien impone la modestia hasta a sus mismos sueños. 

 Extracto del libro de Eliphas levi; El gran arcano

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LA LUNA, Y COMO TRABAJAR CON SUS FACETAS











domingo, 27 de febrero de 2022

LA LUNA, Y COMO TRABAJAR CON SUS FACETAS.



Desde tiempos inmemorables, la luna ha sido vinculada a distintos fenómenos naturales, como, y el más conocido, el aumento de las mareas. Sin embargo, antiguamente se le atribuye la influencia en nuestro estado anímico, a través de nuestro cuerpo astral o psiquis inferior por ser este análogo a una naturaleza vibracional lunar. También la astrología antigua atribuía la influencia lunar en distintas partes del cuerpo dependiendo de su posición zodiacal, día de la semana correspondiente a sus 28 mansiones. En el Zend–Avesta leemos que la luna calienta, da ánimo y comunica paz; cuando está en el novilunio y plenilunio favorece el crecimiento, el desarrollo y la vegetación, y tiene generalmente una influencia bienhechora y saludable. Varía nuestra vitalidad, capacidad intelectual, sensibilidad emocional, psíquica; también en el crecimiento de algunas plantas etc. Su ciclo de 28 días, que es la duración de una vuelta completa alrededor de la tierra, afecta con la vibración específica según la fase en que se encuentra. El misterio que despierta ha seguido latente hasta nuestros días. Muchos agricultores todavía se dejan guiar por sus fases para los momentos de siembra y cosecha. A su vez, hay quienes aseguran que es durante la luna llena cuando surgen más accidentes y suicidios, confiriendo a este satélite natural cierto dominio sobre nuestra psiquis. 

   Algunas creencias han motivado a la comunidad científica a realizar diversos estudios respecto a la supuesta influencia que ejerce la luna en la naturaleza. Se ha comprobado que la marea varía según la fase lunar. También, que existen variaciones en la presión atmosférica y oscilaciones en la intensidad del campo magnético. Incluso, se ha observado que afecta los procesos metabólicos en los organismos vivos y la conducta del ser humano.
   Sin embargo, todavía sigue siendo objeto de estudio las verdaderas causas que propician tales fenómenos. En el caso específico de la influencia psíquica, la comunidad científica todavía clasifica tales observaciones como especulaciones o supersticiones. En muchas de las investigaciones, las razones para esta conclusión descansan, más bien, no en el hecho de que no se observen ciertos cambios en el comportamiento humano, sino, en que no existe data suficiente que permita darles seriedad a tales aseveraciones. 
La generalidad de las personas no conocen las fases lunares, su significado e importancia en el cotidiano vivir, de hecho muchos sólo conocen la luna llena porque la asocian con imágenes románticas, el hombre lobo y otros cuentos. Bien, ahora aprenderás a distinguir y diferenciar cada fase lunar, y podrás saber cómo utilizar la energía que se le asocia.
   Las fases lunares tienen su origen en la cara oculta de la luna, la cual, por no ser reflectada dicha cara no rebota la luz solar como su posterior cara plateada. Entonces, su balance gravitacional entre la luna y la Tierra de acuerdo a la rotación de un solo ciclo por día, obliga a la luna a mostrar de forma gradual su cara brillante. Sus facetas son cuatro, duran siete días en promedio y en su conjunto completan un mes lunar de 28 días y medio, aproximadamente. Los meses lunares son trece, su punto de partida siempre será el día de luna nueva. En las cartas del Tarot 13 es el número del Arcano que representa la Muerte, el fin natural de un ciclo, la posibilidad de trascender, resurgir, renacer, resucitar a otro nivel de experiencia, cambio y evolución, siempre que se reciba con los brazos abiertos y la conciencia despierta.

    La Luna representa la parte emocional del ser humano, normalmente las variaciones en el humor de las personas está controlado por la Luna; por tanto, representa la vida cotidiana, el diario transcurrir, los hábitos, el refugio del hogar. Relacionada con el instinto, la memoria, la protección, lo doméstico, el gusto por el hogar, el papel como padre o madre, los sentimientos familiares, la lealtad, la nutrición, la fertilidad. Asimismo, se encuentra conectada con el universo de los sueños, el inconsciente, lo fantástico. Entre otras se la asocia con la pereza, el descanso, el temor. Rige sobre la producción, comercio y fabricación de alimentos.

   Físicamente, se encuentra relacionada con el estómago, el tubo digestivo, los procesos de digestión, el pecho, el busto, el sistema linfático, el sistema lacrimal, el páncreas, los ovarios, la matriz, la menstruación y el sistema nervioso simpático.
Las diferentes fases de la luna son reveladoras para la interpretación astrológica. Por ejemplo, las personas nacidas en el período de la Luna Nueva gozan de gran capacidad de concentración, mientras que las nacidas bajo la influencia de la Luna Llena se destacan por su objetividad y conciencia clara.

    Durante siglos, diversas culturas le han dado cierto aire de misticismo y poder a la Luna. “La naturaleza es sabia”, “El Universo nos ofrece en todo momento lo que necesitamos para nuestro progreso y la Luna es uno de esos recursos naturales”. Este satélite “influye en nuestro campo áurico o energía”. De hecho, por eso no es casualidad que se trate de “uno de los elementos que se utiliza en la astrología”.

    De acuerdo con el conocimiento que se tiene sobre este astro, “la luna nueva es la que mayor influencia positiva ejerce en el ser humano”. Por el contrario, “el cuarto menguante y la luna negra son las menos favorables”.
   Si observamos y prestamos atención a la influencia de la Luna, podemos tomar ventaja para mejorar nuestra salud física y espiritual”. De esta manera, “abrimos las puertas para que su magia nos ayude en nuestro diario vivir”.

LUNA NUEVA




La luna renace, inicia nuevo ciclo. Nuevos proyectos. Todo lo que comencemos bajo su influencia se verá favorecido. Tratamientos, viajes, estudios, siembras... No obstante, deberemos evitar la llamada "Luna negra" y esperar a que vuelva a aparecer la Luna en el cielo, aunque sea muy fina. Cuando miras al cielo, esta luna no está visible.

    La luna nueva simboliza un impulso para el inicio de un período, marcado por una intensa energía. En esta fase puedes sentir un fuerte deseo de hacer alguna cosa y generalmente no saber qué.
Ese día se puedes sentirte perturbado sin razón aparente, por lo tanto no se recomienda tomar decisiones o hacer cosas importantes. 
   Movimiento favorable para el recogimiento, visión e inspiración, planificación y percepción de todo lo que deseas poner en marcha durante los próximos 28 días. 
Trata de no asumir actividades en exceso en los primeros tres días luego de la luna nueva, pues existe el riesgo de que caigas en confusión y estrés.
   Si quieres que alguna acción o negocio quede en secreto, realízala ocho horas antes o después de la luna nueva. Es aconsejable mantenerse tranquilo, evitar discusiones o actividades que exijan mucha atención y desempeño personal. 
Durante este periodo evita ingerir alimentos sólidos, (si quieres bajar de peso), opta por los jugos de frutas naturales y caldos de legumbres. 
El ayuno se recomienda en esta fase, doce horas antes y después de la luna nueva. 
Evita cortarte el cabello, porque el acelerado crecimiento, a la larga lo debilita. Si usas rasuradora, recuerda que el vello crecerá más rápido. 
    Es un tiempo favorable para abonar y arar el suelo, óptimo para la siembra de grama si se acompaña de tiempo lluvioso. 
Es la fase indicada para abastecerse y acumular energía. Es tiempo de cuidar y restablecer. 


ACTIVIDADES


• Establecer contacto con alguien que pueda ayudarte en alguna meta. 
• Trabajar en la prosperidad amorosa. Reflexion
• Realizar tratamientos de belleza 
• Pedir aumento de sueldo. 
• Solicitar préstamos bancarios. 
• Llevar a cabo tratamientos para la salud 
• Eliminar sustancias tóxicas con mayor rapidez (para lograrlo, se sugiere ayunar por un día durante esta fase).
• Deshacerse de una mala costumbre o hábito nocivo 
• En cuanto a la naturaleza, la poda de árboles enfermos durante esta fase contribuye a la recuperación del mismo. 

LUNA CRECIENTE


Esta fase de la luna se divide en 2 etapas en la primera etapa es decir 1 o 2 dias despues de la luna nueva, se comienza a ver en el cielo un pequeño cachito de luna, Es momento de emprender proyectos y de hacer negocios, los tratos económicos darán fruto en unos diez días. Una luna tan delgada es el mejor horizonte para iniciar una relación. Tiempo de gran actividad, de nacimiento, de crecimiento. En esta fase, el cuerpo presenta una disposición natural a absorberlo todo en mayor cantidad o más rápido,por lo tanto es mala época para comenzar una dieta.

El criterio racional está en plena actividad, la inteligencia se torna clara, diáfana.
   En estos días se es más objetivo. Buena fase para la productividad y la aceleración de los trabajos cotidianos.
Momento favorable para la firma de contratos, exposición de trabajos, intensificación de los contactos sociales, realización cambios y afinación de negocios o asuntos pendientes. En relación con las actividades que están en proceso y andando, pudieran surgir nuevos elementos o dificultades durante esta fase. 
   La luna creciente es favorable para introducir cambios en viejos hábitos, modos de pensar, actuar y sentir.
Las plantas que crecen encima del suelo, cuando son abonadas y cuidadas en esta fase, crecen rápidamente. También es favorable para plantar cualquier variedad de flor. 


ACTIVIDADES

 • Llevar a cabo cambios importantes en cualquier            aspecto. 
• Resolver asuntos de negocios. 
 • Proteger el hogar (hacer canalización de energías, realizar actos de bendición de propiedades, etc.). 
• Hacer limpieza del aura. 
• Estrenar casa o auto nuevo 
• comenzar entrenamientos fisicos, deportivos y laborales
 La segunda etapa de esta fase lunar comienza al séptimo día de haber iniciado la luna nueva. Para mayor efectividad, los rituales deben llevarse a cabo alrededor de la puesta del sol.
• Atraer la buena suerte. 
• Adquirir objetos de valor. 
• Aumentar la autoestima. 
• Fortalecer los lazos afectivos con las amistades. 
• Desarrollar motivación. 
• Practicar rituales sencillos (como el encendido de una vela para alguna invocación, etc.). 
 Cabe aclarar que al décimo día posterior al comienzo de la luna nueva se le conoce como luna grande (cuando la mitad de este astro está iluminada). Ideal para hacer meditaciones enfocadas en adquirir paciencia y obtener ganancias. Las mismas deben realizarse entre las 10:00 y 11:00 de la noche.
Se cree que el proceso de sanación de heridas como consecuencia de alguna operación quirúrgica llevada a cabo durante esta fase lunar será más lento. 
Se le considera un momento oportuno para injertar árboles frutales y trasladar plantas.


LUNA LLENA


Ahora al observar el cielo, verás el disco lunar a plenitud, reflejando la luz solar.

  Culminación, éxito de todo lo que empezó en la luna creciente. Ahora está todo en su plenitud. Es el momento de dar a conocer las decisiones importantes, de hacer públicos los proyectos, es decir, de sacar a la luz todo lo que llevamos dentro, de confesar nuestros sentimientos. Es buena etapa para dejar atrás lo ya concluido, pero no es buena pra iniciar nada. Nos ayuda a decidir cuando algo se ha terminado definitivamente, una relación, un trabajo, una situación. Los nacimientos son más probables en esta fase de la luna. También es buena época para iniciar un amor, un noviazgo o casarse, pero teniendo en cuenta que los días mejores son lo 2 días anteriores a la Luna llena.
    Corresponde al día 14 de la fase lunar. Se cree que las plantas medicinales recogidas durante este periodo proveen mayor eficacia. Por el contrario, no se recomienda podar árboles en esta fase porque pueden morir. Incluso, en caso de lesiones se ha observado que las heridas tienden a sangrar con más persistencia. Por lo demás, la medianoche se considera el momento ideal para la realización de toda petición. 
Todo lo que fue estimulado en la luna Nueva y realizado en la luna Creciente llega a su máximo desarrollo.
  Durante esta fase sentirás más necesidad de expansión social o mental.
   Las personas son más receptivas, las relaciones sociales se tornan más favorables.
La fase de luna llena favorece la comunicación 
Si quieres que algo sea muy comentado, divulgado y conocido, realízalo ocho horas antes o después de esta fase.
   No es buena idea someterse a cirugía durante esta fase, porque el riesgo de una hemorragia es mayor. 
  El día de luna llena suele estar marcado por un gran movimiento, excitación, alegría y expansión de las masas en general. 
   Esta fase es muy favorecedora de los asuntos afectivos, pues actúa como un verdadero afrodisíaco.
La luna llena es ideal para la colecta de plantas medicinales y frutas en general, en especial cerca de la madrugada.
   Esta lunación es óptima para la plantación de leg
umbres y hojas que se utilizan en la preparación de ensaladas. 


ACTIVIDADES


• Resolver asuntos legales. 
• Desarrollar poderes psíquicos. 
• Interpretar y prestar atención a sueños proféticos. 
• Para atraer el amor y el matrimonio. 
• Concebir un bebé. 
• Proteger a los infantes. 
• Participa y prepara proyectos artísticos. 
• Ganar competencias. 
• Solicitar préstamos. 
• Multiplicar dinero o adquirirlo mediante el juego. 
Al cuarto día (aproximadamente) subsiguiente al inicio de la luna llena se le conoce como la luna de diseminación. Tiene una duración de tres días. Su influencia resulta conveniente para varias aspiraciones.
• Curar adicciones. 
• Tomar decisiones importantes. 
• Realizar gestiones asociadas a la protección y la seguridad. 
• Gestionar divorcios con mayor armonía. 
• Controlar el estrés. 

LUNA MENGUANTE


 A medida que la luna mengua, los proyectos -sobre todo las aventuras amorosas- corren el peligro de hacerlo con ella. Conviene ser pruedentes. Es tiempo de reposo. De finalizar los proyectos, cerrar temas pendientes. Momento de repliegue, lentitud. Es tiempo de proyectar, reorganizarse. Lo que se corte tardará más en crecer. Es momento de renovar fuerzas interiorizarlas. 
   Si levantas los ojos al cielo, verás cómo decrece la media Luna, hasta desaparecer.
Ocasión ideal para reflexionar acerca de los proyectos y acciones emprendidas.
   Esta fase representa un período final y al mismo tiempo el momento de prepararte para un nuevo ciclo de experiencias.

    La luna menguante es favorable para descansar y comenzar a usufructuar de los cambios y acontecimientos. 
Período ideal para iniciar alguna dieta, con la finalidad de perder peso. El organismo resistirá mejor y obtendrás resultados inmediatos.
    Es un momento favorable para el inicio de tratamientos médicos, de limpieza o depuración a todo nivel. 
    El cabello cuando es cortado en esta fase crece lentamente, más grueso y con la raíz fortalecida. El trasplante de las plantas dará mejores resultados en esta fase, así como el exterminio de insectos y malas hierbas.
Además, hay quienes aseguran que las personas experimentan mayor energía para la realización de las tareas domésticas. 

   También, existe la creencia de que las operaciones quirúrgicas tienen mayor éxito de recuperación durante esta época. Para mayores resultados, los diversos rituales y la ejecución de intenciones propicias para esta etapa deben hacerse entre la medianoche y el mediodía.

ACTIVIDADES


• Recomendable para canalizar la energía del hogar. 
• Limpiar el campo áurico. 
• Vencer la adicción a las drogas y al alcohol. 
• Sanar a pacientes de desahucio médico. 
• Vencer la melancolía y la depresión. 
• Triunfar en asuntos judiciales de gran magnitud. 

    En términos astronómicos, dentro de esta fase, a los tres días previos a la primera noche de la luna nueva se le conoce como luna negra. a esta etapa se le considera nefasta. A su entender, durante estas noches se debe permanecer en el hogar y trabajar en meditaciones que inviten a la relajación. Puesto que se le considera “una fase lunar de desintegración, no deben tomarse decisiones de gran relevancia”. Dentro del aspecto positivo de esta etapa, se le considera propicia para obtener justicia y resolver riñas y guerras. Las 10:00 de la mañana es la hora recomendada para trabajar las meditaciones y buenas intenciones.