Nimbo (Nimbus, en latín). – La aureola que circunda la cabeza de Cristo y de los santos de las Iglesias griegas y romana, es de origen oriental. Como sabe todo orientalista, se representa a Buddha con la cabeza rodeada de una brillante aureola de seis codos de extensión; y según lo demostró Hardy (Monaquismo oriental), “sus principales discípulos están representados por los pintores indígenas con una señal parecida de eminencia”. En la China, el Tíbet y el Japón las cabezas de santos están siempre rodeadas de un nimbo. [Nimbo o halo es el nombre que se da al disco o aura parcial que emana de la cabeza de una divinidad o de un santo. Las divinidades de la India, China, Japón, Egipto, Grecia, Yucatán, Perú y otras naciones están representadas con una aura simbólica que rodea su cabeza. En Egipto, el nimbo, o aura de la cabeza fué atribuido, al principio, al dios solar Ra; más tarde, en Grecia, fué adoptado por el dios Apolo. En la India se puede ver actualmente, en las grutas de Ellora, la figura de Indranî, esposa de Indra, que en otro tiempo fué el dios principal de la India, teniendo en los brazos al niño Dios–Sol, y en uno de los antiguos templos de la India hay una pintura de Krichna amamantado por su madre, la virgen Devakî. El halo que rodea las cabezas de la madre y del niño es idéntico al que vemos ahora en todas las famosas pinturas de la Virgen y el Niño propias del arte cristiano. En la iconografía cristiana, el nimbo o diadema, a manera de reflejo de la gloria celeste, es atributo de santidad. También lo era de realeza, según se ve en algunas monedas y medallas de Trajano, Antonino Pío, Constantino, Justiniano, etc. Los artistas cristianos daban al nimbo diversos colores, rojo, verde, etc., pero concediendo la superioridad al nimbo de oro, que expresa mejor la luz; por esta razón lo reservaban para los santos y para los emperadores cristianos.
Aura Flúido o esencia sutil e invisible que emana de los cuerpos humanos y animales y aun de las cosas. Es un efluvio psíquico que participa a la vez de la mente y del cuerpo, puesto que es el aura electrovital y al mismo tiempo un aura electromental, llamada en Teosofía âkâzica o magnética.