domingo, 20 de febrero de 2022

¿AMEN” ES EL AMMON RA EGIPCIO?



Amên — En hebreo esta palabra está formada por las letras A M N = 1, 40, 50 = 91, y así es un símil de “Jehovah Adonai” = 10, 5, 6, 5 y 1, 4, 50, 10 = 91 en conjunto. Es una forma de la voz hebrea equivalente a “verdad”. En el lenguaje ordinario, Amen se dice que significa “Así sea”. Pero en lenguaje esotérico, Amen significa “el oculto”. Manetón de Sebennito dice que tal palabra significa lo que está escondido, y sabemos por Hecateo y otros que los egipcios empleaban dicho término para invocar a su gran Dios de Misterio, Ammon (o “Ammas, el dios oculto”), a fin de hacerse visible y manifestarse a ellos. Bonomi, célebre descifrador de jeroglíficos, llama muy acertadamente a sus adoradores los “Amenoph”, y Mr. Bonwick cita un escritor que dice: “Ammon, el dios oculto, permanecerá por siempre oculto hasta que se manifieste antropomórficamente; los dioses que están muy distantes son inútiles”. Amen es intitulado “Señor de la fiesta de la luna nueva”, Jehovah–Adonai es una nueva forma del dios de cabeza de carnero, Amoun o Amon (véase esta palabra), que era invocado por los sacerdotes egipcios bajo el nombre de Amen.

   AUM es el original del Amén. Ahora bien, Amén no es un término Hebreo, al igual que la palabra Aleluya, fue tomada por los judíos y los Griegos de los Caldeos. La palabra Aleluya se encuentra a menudo repetida en ciertas inscripciones mágicas sobre vasos y urnas entre las reliquias de Babilonia y Nínive. Amén no significa «así sea» o «verdad», pero significó en la remota antigüedad casi lo mismo que AUM. Los judíos Tannaim (Iniciados) la utilizaron con la misma razón que los Adeptos arios utilizan Aum, y con un éxito similar, el valor numérico de Amón en letras hebreas fue del 91, y es el mismo que el valor total de YHVH

   Ammon (Eg.) — Uno de los dioses mayores de Egipto. Ammón o Amoun es mucho más antiguo que Amoun–Ra, y es identificado con Baal–Hammon, el Señor de los Cielos. Amoun–Ra era Ra, el Sol espiritual, el “Sol de Justicia”, etc., puesto que “el Señor Dios es un Sol”. Es el Dios de Misterio, y los jeroglíficos de su nombre están frecuentemente invertidos. Es Pan, Toda–Naturaleza esotéricamente, y por lo mismo, el Universo y el “Señor de la Eternidad”. Ra, como está declarado por una antigua inscripción, fué “producido por Neith, pero no engendrado”. Se le denomina el Ra “producido por sí mismo”, y creó la bondad con una mirada de su ojo ardiente, así como Set–Typhon creó el mal con la suya. Lo mismo que Ammon (también Amoun, Amun y Amen), Ra es el “Señor de los mundos entronizado sobre el disco del Sol y aparece en el abismo de los cielos”. Un antiquísimo himno descifra el nombre “Amen–Ra” y proclama el “Señor de los tronos de la tierra… 

    Señor de Verdad, Padre de los dioses, Hacedor del Hombre, Creador de los animales, Señor de la Existencia, Iluminador de la tierra, que navega tranquilamente en los cielos… Todos los corazones se ablandan al contemplarte, ¡Soberano de la vida, salud y fuerza! Adoramos tu Espíritu, el único que nos hizo a nosotros”,etc. 

(Véase: Bonwick, Fe egipcia). Ammon Ra es denominado simbolicamnete “esposo de su madre” e hijo de ella. (Véase: Chnoumis y Chnouphis, y también Doctrina Secreta, I, de HP.Blavastky  págs. 91 y 393). Al dios “con cabeza de carnero” sacrificaban corderos los judíos, y el Cordero de la Teología cristiana es una disfrazada reminiscencia del carnero.


 


LA FARSA CREENCIA EN EL DIABLO Y EL INFIERNO



«Imposible parece, y sin embargo tal es la triste realidad, que entre todas las religiones del mundo tan sólo el cristianismo dogmático haya sostenido la creencia en la personalidad del diablo. Ni los egipcios a quienes Porfirio diputa por “la más sabia nación del mundo, ni los griegos, sus fieles imitadores, ni los judíos cayeron jamás en tan monstruoso absurdo, ni tampoco en el no menos quimérico de la condenación eterna en el infierno, por más que el actual cristianismo atribuya al demonio todo cuanto se relaciona con los paganos. La palabra infierno que aparece en el original hebreo se traduce siempre torcidamente en las versiones canónicas. Los hebreos no tenían del infierno el concepto que posteriormente le dieron los intérpretes y traductores en el pasaje siguiente:

…y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella

.

  El texto original dice: “Las puertas de la muerte”; y en ninguna parte aparece la palabra infierno con el significado de “condenación eterna” que le dieron los forjadores de este dogma. El Tophet o valle de Ennom no significa infierno, y la palabra griega gehenna equivale, en opinión de competentes filólogos, al Tártaro de que habla Homero. Prueba de esto nos da el apóstol San Pedro en el pasaje siguiente:


   Y si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, atándolos con amarras de infierno, los arrojó al tártaro. Pero como esta expresión recordaba la guerra entre Júpiter y los titanes, los traductores substituyeron la palabra “tártaro” por la de abismo o infierno. Las “puertas de la muerte” y “cámara de la muerte” que suelen hallarse en el Nuevo Testamento no son ni más ni menos que las “puertas del sepulcro” a que aluden los Salmos y Proverbios. El infierno y el diablo son invenciones del tirano y dogmatizante cristianismo oficial, nacidas al hervor de las calenturientas visiones de los eremitas.

San Mateo, XVI, 18

Isaías, XXX; 33.
IV Reyes, XXIII, 10.
II Epístola, II, 4.
Plutarco y Sanchoniaton le llaman Tuphon (piel roja). Plutarco: Isis y Osiris, XXI, XXVI.
Ref: Isis S.V T IV


 


¿FUE CAGLIOSTRO UN CHARLATAN?


Extracto de: Collected Writings Vol. XII, Articulo escrito por H.B Blavastky el 29, enero, 1890


 

La mención del nombre de Cagliostro produce un doble efecto. Por una parte, toda una secuencia de acontecimientos maravillosos emerge del pasado tenebroso; por otro lado, para la progenie moderna demasiado realista, el nombre de Alejandro, el conde Cagliostro, provoca asombro, cuando no desprecio. 

  Las personas son incapaces de entender que este «encantador y mago» (léase «Charlatán») podría producir legítimamente tal impresión como lo hizo sobre sus contemporáneos. Esto da la clave para la póstuma reputación del Siciliano conocido como Joseph Balsamo, esa reputación de la que hizo un creer de él, un hermano Masón, digamos que (como el príncipe Bismarck y algunos Teósofos) «Cagliostro, bien podría decirse que es el hombre más maltratado y odiado en Europa». Sin embargo, y a pesar de la forma de cargar contra él con nombres oprobiosos, no hay que olvidar que Schiller y Goethe se encontraban entre sus grandes admiradores, y lo siguieron siendo hasta su muerte. 

   Goethe, durante un viaje a Sicilia, dedicó gran parte del trabajo y el tiempo para recopilar información acerca de «Giuseppe Balsamo» en su supuesta tierra natal, y fue a partir de estas copiosas notas que el autor de Fausto, escribió su obra de teatro «El Gran Kophta». ¿Por qué este hombre maravilloso está recibiendo tan poco honor en Inglaterra?, todo se debe a Carlyle. El historiador más veraz y sin miedo de su tiempo –él, que abominaba la mentira bajo cualquier apariencia– ha sellado con el visto bueno de su nombre, honrado y famoso, sin embargo santificó la más inicua de las injusticias históricas jamás perpetradas por los prejuicios y la intolerancia. Esto, gracias a los informes falsos que casi hasta el último momento, emanó de una clase que rechazaba no menos de lo que odiaba la mentira, a saber, los Jesuitas o –la mentira encarnada. El nombre de Giuseppe Balsamo, que, al ser traducido por métodos cabalísticos, significa «Aquel que fue enviado», o «Lo Dado», también «Señor del Sol», lo que muestra que ése no era su patronímico real. 

   En palabras de Kenneth R.H. Mackenzie, F.T.S., declara que hacia el final del siglo pasado se puso de moda con determinados profesores teosóficos de la época el transliterar en forma Oriental todos los nombres proporcionados por las Fraternidades Ocultas para los discípulos destinados a trabajar en el mundo. El varón entonces, pudo haber sido hijo de los Cagliostro, y su nombre no era «Balsamo». Así que es muy cierto, de cualquier modo. Además, como todos sabemos que en su juventud vivió con, y fue instruido por un hombre llamado, como se supone, Althotas, «un gran Sabio Hermético del Oriente», o en otras palabras, un Adepto; no es difícil aceptar la tradición que fue este último quien le dio su simbólico nombre. Pero lo que se conoce con aún más certeza es la estima la cual le era sostenida por algunos de los hombres y científicos más honrados de su época. 

   En Francia encontramos a Cagliostro –que había sido un amigo íntimo y ayudante en el laboratorio químico de Pinto, el Gran Maestre de los Caballeros de Malta– convirtiéndose en amigo y protégé del Príncipe Cardenal de Rohan. Un elevado Príncipe Siciliano de nacimiento, le honró con su apoyo y amistad, al igual que muchos otros nobles. «¿Es posible, entonces», se pregunta pertinentemente MacKenzie, «que un hombre de modales tan atractivos pudiera haber sido un impostor, como intentan probar sus enemigos?». La causa principal de sus problemas vitales fue su matrimonio con Lorenza [o Serafina] Feliciani, una herramienta de los Jesuitas; y dos causas menores, su extrema y natural bondad, y la confianza ciega que depositó en sus amigos –algunos de los cuales se convirtieron en traidores y en sus enemigos más acérrimos. 

   Ninguno de los crímenes de los que es injustamente acusado podría conducirlo a la destrucción de su honra y reputación póstuma, todo era debido a su debilidad por una mujer indigna, y la posesión de ciertos secretos de la naturaleza, que no divulgó a la Iglesia. Siendo un nativo de Sicilia, Cagliostro, probablemente nació de forma natural en una familia de Católicos Romanos, sin importar cuál sea su nombre, y fue educado por los monjes de la «Hermandad de la Buena Castiglione», como nos dicen sus biógrafos; por lo que, en aras de salvar la vida, tenía que profesar exteriormente la creencia y el respeto por la Iglesia, cuya política tradicional ha sido siempre, «el que no está con nosotros está contra nosotros», y seguidamente aplastar al enemigo en su origen. Sin embargo, sólo por esto, Cagliostro aún hoy es acusado de haber servido a los Jesuitas como su espía; y esto por los Masones que deberían ser los últimos en hacer una acusación contra un sabio Hermano que fue más perseguido por el Vaticano por Mason que por Ocultista. Si hubiera sido así, ¿podrían estos mismos Jesuitas, incluso hasta el día de hoy difamar su nombre? Si los hubiera servido a ellos, no se hubiera demostrado ser útil para sus fines, como un hombre de esos innegables dotes intelectuales no podría haber cometido el error de la omisión, de las órdenes de aquellos a quienes sirvió. Pero en lugar de esto, ¿qué vemos? Cagliostro acusado de ser el impostor más astuto y charlatán con más éxito de su tiempo; acusado de pertenecer al Capítulo Jesuita de Clermont, en Francia; de aparecer (como prueba de su afiliación a los Jesuitas) con la clerical vestimenta en Roma. Sin embargo, este «impostor astuto» es juzgado y condenado –por los esfuerzos de esos mismos Jesuitas– a una muerte ignominiosa, que sólo se modificó posteriormente a cadena perpetua, debido a una interferencia o ¡influencia misteriosa ejercida sobre el Papa! ¿No sería más caritativo y consistente con la verdad decir que era su conexión con la Ciencia Oculta de Oriente, su conocimiento de muchos secretos –mortales para la Iglesia de Roma– lo que le trajo a Cagliostro primero la persecución de los Jesuitas, y, finalmente, el rigor de la Iglesia? Fue su propia honestidad, la que le impidió ver los defectos de aquellos a los que cuidaba, y le llevó a confiar en dos bribones como el Marqués Agliato y Nicastro Ottavio, es decir, los que están en el fondo de todas las acusaciones de fraude e impostura que entonces se prodigaron sobre él. Y son los pecados de estos dos ilustres –posteriormente ejecutados por estafas gigantescas y asesinatos– los que caen ahora en Cagliostro. Sin embargo, se sabe que él y su esposa (en 1770) fueron sumidos en la pobreza por la fuga de Agliato con todos sus fondos, de manera que tuvieron que mendigar en su camino a través de Piamonte y Ginebra. Kenneth MacKenzie ha demostrado así, que Cagliostro nunca se había mezclado con la intriga política –el alma misma de las actividades de los Jesuitas. «Él fue ciertamente un desconocido en cuanto a la capacidad de aquellos que guardaban celosamente los archivos de la preparación de la Revolución, y su aparición como defensor de los principios revolucionarios en realidad no tiene ninguna base». Él era simplemente un Ocultista y Masón, y como tal se permitió que sufriera a manos de aquellos que, añadiendo el insulto y la injuria a la herida, en primer lugar trataron de matarlo con prisión perpetua y luego extendieron el rumor de que había sido su innoble agente. Este dispositivo tenía la astucia infernal, muy digna, de sus autores primarios. 

  Hay muchos puntos interesantes en las biografías de Cagliostro que demuestran que enseñó la doctrina Oriental de los «principios» en el hombre, de que «Dios» habita en el hombre –como una potencialidad en acto (el «Ser Superior»)– en todos los seres vivos e incluso en el átomo –como una potencialidad in posse, y que sirvió a los Maestros de la Fraternidad, y que no revelo su nombre, a causa de su promesa de que no podía hacerlo. Su carta a los nuevos místicos, o más bien a la variopinta Hermandad (Logia de) Filaleteo, es una prueba de ello. 

    Los Filaleteos, como todos los Masones saben, era un rito fundado en París en 1773 en la Loge des Amis Réunis, basado en los principios del Martinismo

(NOTA: Los Martinistas fueron Místicos y Teósofos que afirmaron tener el secreto de la comunicación con los Espíritus (Elementales y Planetarios) de las Esferas ultramundanas. Algunos de ellos eran Ocultistas prácticos. FINAL NOTA)

 y cuyos miembros hicieron un estudio especial de las Ciencias Ocultas. La Logia Madre fue una Logia filosófica y teosófica, y por lo tanto Cagliostro tenía razón en su deseo de purificar la progenie, de la Logia de Filaleteo. Esto es lo que la Royal Masonic Cyclopaedia (pág. 95) dice al respecto:

…el 15 de febrero de 1785, la Logia Filaleteo ( o Amantes de la Verdad), en sesión solemnecon Savalette de Langes, tesorero real; Tassin, el banquero, y Tassin, un oficial al servicio del rey –abrió una Convención Fraternal en París con los Príncipes de (Rusia, Austria, y otros), los padres de la Iglesia, los concejales, los caballeros, los financieros, abogados, barones, Teósofos, canónigos, coroneles, profesores de la magia, ingenieros, hombres de letras, médicos, comerciantes, administradores de correo, los duques, embajadores, cirujanos, profesores de idiomas, receptores generales, y en particular dos nombres notables de Londres –Boosie, un mercader, y Brooks de Londres– componen esta Convención, a la que se podrán añadir el señor conde de Cagliostro y Mesmer, «el inventor», como Thory lo describe (Acta Latomorum, vol. II. p. 95), «¡de la doctrina del magnetismo!». ¡Sin duda, un conjunto de hombres capaces de configurar el mundo y los derechos de Francia, que nunca habían visto antes ni desde entonces!

La queja de la Logia era que Cagliostro había prometido primero el hacerse cargo de ella, pero retiró su oferta, porque la «Convención» no adoptaría la Constitución del Rito Egipcio, ni el consentimiento Filaleteo para que sus archivos fuesen arrojados a las llamas, condición sine qua non. Es extraño que su respuesta a la Logia fuera considerada por el hermano K.R.H. Mackenzie y otros Masones como emanada «de una fuente jesuita». El estilo es muy Oriental, y ningún Europeo Masón –y menos aún un Jesuita– iba a escribir de tal manera. Así es como da la respuesta 

…El desconocido Gran Maestro de la Verdadera Masonería ha puesto sus ojos en los Filaleteos… Tocado por su piedad, movido por la confesión sincera de su deseo, se digna a extender su mano sobre ellos, y presta su consentimiento para dar un rayo de luz en la oscuridad de su templo. Es el deseo del desconocido Gran Maestro para demostrar la existencia de un Dios– la base de su fe, la dignidad original del hombre, sus poderes y su destino… Es por las obras y los hechos, mediante el testimonio de los sentidos, que se conoce a DIOS, el HOMBRE y los seres espirituales intermedios [principios], creados entre ellos; los cuales la verdadera Masonería da a los símbolos e indica el camino real. Vemos entonces, a los Filaleteo abrazar las doctrinas de esta real Masonería, someterse a las reglas de su jefe supremo, y adoptar sus constituciones. Pero, sobre todo, dejar que el santuario se purifique, los Filaleteos saben que la luz sólo puede descender en el Templo de la Fe [basada en el conocimiento], y no en el del escepticismo. Que se dedique a las llamas la acumulación inútil de sus archivos; porque es sólo sobre las ruinas de la Torre de la Confusión que el Templo de la Verdad puede ser levantado.


 (NOTA: Royal Masonic Cyclopaedia, pág. 96. FINAL NOTA)»

En la fraseología Oculta de algunos Ocultistas, «Padre, Hijo y ángeles» representan el símbolo compuesto del HOMBRE físico y astro-Espiritual

(NOTA: Consulte los Tres Principios y las Siete Formas de la Naturaleza por Böhme y comprenderá su significado oculto, si quiere asegurarse de ello. FINAL NOTA)

     . John G. Gichtel (finales del siglo XVII), amante ardiente de Böhme, el vidente de quien Saint-Martin relata que se casó «con la celestial Sophia», la Divina Sabiduría –hizo uso de este término. Por lo tanto, es fácil ver lo que Cagliostro entiende por demostrar a los Filaleteo el testimonio de sus «sentidos», «Dios, el hombre y los seres Espirituales intermediarios» que existen entre Dios (Atma), y el hombre (Ego). Tampoco es que sea más difícil de entender su verdadero significado cuando reprocha a los Hermanos en su carta de despedida que dice: «Les hemos ofrecido la verdad; ustedes la han desdeñado. Nos han ofrecido por el propio bien, y usted lo ha rechazado, debido a un amor de formas… ¿Pueden elevarse ustedes mismos a (su) Dios y al conocimiento de sí mismos con la ayuda de un Secretario y una Convocatoria?», etc.

  (NOTA: La declaración sobre la autoridad de Beswick que Cagliostro fue conectado con la Loge des Amis Réunis bajo el nombre de Conde Grabianca no está probada. Hubo un Conde Polaco con ese nombre en ese momento en Francia, un místico se menciona en las cartas de Madame de Krüdner que están en manos de la familia del escritor, y uno que pertenecía, como dice Beswick, junto con Mesmer y el conde de Saint-Germain, a la Logia de los Filaleteo. ¿Dónde están los manuscritos Savalette de Langes y documentos dejados por él después de su muerte del Filosófico Rito Escocés? ¿Perdidos? FINAL NOTA).


  Muchas son las declaraciones absurdas y contradictorias acerca de Joseph Balsamo, así llamado Conde de Cagliostro, varias de las cuales fueron incorporadas por Alejandro Dumas en su Mémoires d’un Médecin, con esas variaciones prolíficas de la verdad y el hecho que tanto caracterizan a los romances père’s de Dumas. Aunque el mundo está en posesión de una masa de lo más diversa y variada información relativa a ese hombre notable, durante la mayor parte de su vida, sin embargo, salvo sus últimos diez años y de su muerte, nada cierto se sabe, salvo la leyenda de que murió en la prisión de la Inquisición. Es cierto que algunos fragmentos publicados recientemente por el sabio Italiano, Giovanni Sforza, de la correspondencia privada de Lorenzo Próspero Bottini, el embajador en la República Roma de Lucca, al final del siglo pasado, de alguna manera han llenado este gran vacío.


  (NOTA: [La declaración de H.P.B. en el sentido de que los fragmentos que ella está a punto de citar habían sido publicados recientemente, presentan un problema que nunca ha sido completamente resuelto. Algunos de los pasajes que ella cita en este artículo se han publicado con la firma de Giovanni Sforza en una comunicación titulada: «La Fine di Cagliostro», que apareció en el Archivio Storico Italiano, Serie 5, vol. VII, Febrero de 1891, págs. 144–151. Este Archivo fue publicado en Florencia en G.P. Vieusseux. Obviamente, esta fuente salió un año más tarde que el propio artículo de H.P.B., y no podría haber sido utilizado por ella en el momento. Ella también trae a colación varios puntos que no se mencionan en la fuente anterior. La investigación adicional está obligada a identificar la fuente que ella uso.–El Compilador]. FINAL NOTA).


  Esta correspondencia con Pietro Calandrini, el Gran Canciller de la República, comienza a partir de 1784, pero en realidad la información de interés sólo comienza en 1789, en una carta fechada el 6 de junio de ese año, e incluso entonces no aprendemos mucho. Se habla del «célebre Conde de Cagliostro, que acaba de llegar con su esposa de Trento vía Turín a Roma. 

  La gente dice que es oriundo de Sicilia y extremadamente rico, pero nadie sabe de dónde viene esa riqueza. Tiene una carta de presentación del Obispo de Trento a Albani… Hasta ahora su caminar diario por la vida, así como su condición privada y pública están por encima de cualquier reproche. Muchos son los que buscan una entrevista con él, para escuchar de sus propios labios la corroboración de lo que se dice de él». Por otra carta nos enteramos de que Roma había demostrado ser un suelo ingrato para Cagliostro. Tuvo la intención de establecerse en Nápoles, pero el plan no pudo concretarse. Las autoridades del Vaticano, que hasta entonces habían dejado tranquilo al Conde, de pronto puso su pesada mano sobre él. En una carta fechada el 2 de enero 1790, solo un año después de la llegada de Cagliostro, se afirma que: «los debates secretos extraordinarios del pasado Domingo en el consejo tuvieron lugar en el Vaticano. (El Consejo) se componía del Secretario de Estado y Antonelli, Pallotta y Campanelli, Monseñor Vicegerente, en el cumplimiento del cargo de Secretario.  El objeto de dicho Consejo Secreto sigue siendo desconocido, pero el rumor público afirma que fue originado a causa de la detención repentina la noche entre el Sábado y el Domingo, del Conde de Cagliostro, su esposa, y un Capuchino, Fray Giuseppe da S. Maurizio. El Conde se encuentra encarcelado en Castel Sant ‘Angelo, la Condesa en el Convento de Santa Apolonia, y el monje en la prisión de Ara Coeli. El monje, que se hace llamar ‹Padre Svizzero›, se considera como un cómplice del famoso mago. 

   En la lista de los delitos que se le imputan se incluye el de la circulación de un libro escrito por un autor desconocido, condenado a la quema pública, titulado ‹Las tres hermanas›. El objeto de este trabajo es ‹pulverizar a tres individuos, de alta alcurnia›». El verdadero y más extraordinario significado de esta mala interpretación es fácil de adivinar. Era un trabajo sobre Alquimia; las «tres hermanas» simbolizan los tres «Principios» en su doble simbolismo. En el plano de la química oculta ellos «pulverizan» el triple ingrediente utilizado en el proceso de la transmutación de los metales; en el plano de la Espiritualidad se reducen a un estado de pulverización los tres «principios» «inferiores» y personales en el hombre, una explicación que cada Teósofo está obligado a entender. 

   El juicio de Cagliostro duró un largo tiempo. En una carta del 17 de Marzo, Bottini le escribe a su corresponsal de Lucca que el famoso «mago» por fin ha comparecido ante la Santa Inquisición. La verdadera causa de la lentitud de los procedimientos fue que la Inquisición, con toda su destreza en fabricación de las pruebas, no pudo encontrar pruebas de peso para demostrar la culpabilidad de Cagliostro. Sin embargo, el 7 de Abril, de 1791, fue condenado a muerte. Fue acusado de diversos delitos y muchos otros, los principales eran su condición de Masón de «Iluminati», un «Hechicero» ocupado con estudios ilícitos; sino que también fue acusado de burlarse de la santa Fe, de hacer daño a la sociedad, de apoderarse por medios desconocidos de grandes sumas de dinero, y de incitar a otros al sexo, sin importar la edad y la posición social, no obstante, hacer lo mismo. 

   En resumen, nos encontramos con el desafortunado Ocultista condenado a una muerte ignominiosa por los hechos cometidos, los cuales día a día se comprometieron públicamente hasta hoy día, por más de un Gran Maestro de la Masonería, como también por los cientos de miles de Cabalistas y Masones, con inclinaciones místicas. Después de este veredicto, los documentos de «hereje», títulos de las Cortes extranjeras y Sociedades, insignias Masónicas y las reliquias familiares fueron quemadas solemnemente por los verdugos en público en la Piazza de la Minerva, ante enormes multitudes de personas. En primer lugar sus libros e instrumentos fueron consumidos. Entre ellos se encontraba el MS. de la Maconnerie Egyptienne, que por lo tanto ya no puede servir como testigo en favor del hombre vilipendiado. Y ahora el Ocultista condenado tuvo que pasar a las manos del Tribunal Civil, cuando un misterioso suceso ocurrió. Un extraño, nunca visto por nadie antes o después en el Vaticano, se presentó y pidió una audiencia privada con el Papa, enviando el Cardenal Secretario solo una palabra en lugar de un nombre. Fue recibido de inmediato, pero sólo estuvo con el Papa durante unos minutos. No bien se había ido, Su Santidad dio la orden de conmutar la pena de muerte del Conde a la de cadena perpetua, en la fortaleza llamada el Castillo de San Leo, y toda la operación debía llevarse a cabo con gran secreto. El monje Svizzero fue condenado a diez años de prisión, y la Condesa de Cagliostro fue puesta en libertad, pero sólo para ser confinada con un nuevo cargo de herejía en un convento. 

    ¿Pero que fue del Castillo de San Leo? Ahora se encuentra en las fronteras de la Toscana y se encontraba entonces en los Estados Papales, en el Ducado de Urbino. Está construido en la cima de una roca enorme, casi perpendicular por todos los lados; para entrar en el «Castillo» en aquellos días, había que entrar en una especie de cesta abierta que era izada con cuerdas y poleas. En cuanto al preso, fue puesto en la especial cesta, los carceleros lo subieron «con la rapidez del viento». El 23 de Abril de 1792, Giuseppe Balsamo –si es que así debemos llamarle– ascendió al cielo en el penal para criminales, encarcelado en esa tumba donde estuvo de por vida. Giuseppe Balsamo se menciona por última vez en la correspondencia de Bottini en una carta fechada el 10 de Marzo 1792. El embajador habla de un milagro producido por Cagliostro en su prisión durante sus horas de ocio. Un clavo largo oxidado tomado por el preso fuera de la planta fue transformado por él sin la ayuda de ningún instrumento en un puñal triangular agudo, tan suave, brillante y nítido, como si estuviera hecho del más fino acero. Se reconoció que era el clavo viejo sólo por su cabeza, dejada por el prisionero para servir como mango. El Secretario de Estado dio órdenes para que se lo quitasen a Cagliostro, lo llevaran a Roma, y doblaran la vigilancia.

     Y ahora viene la última patada al burro moribundo o al león muerto. Luigi Angiolini, un diplomático de la Toscana, escribe lo siguiente: «Al final, el mismo Cagliostro, hizo que muchos creyesen que había sido un contemporáneo de Julio César, alcanzó fama y amigos, y murió a causa de la apoplejía, el 26 de Agosto de 1795. Semproni lo había enterrado debajo del granero, de un bosque, el cual los campesinos utilizaban para robar constantemente la propiedad de la corona. El astuto capellán contaba, muy justamente, que el hombre que había inspirado al mundo con temor supersticioso mientras vivía, que inspire a la gente con los mismos sentimientos después de su muerte, y así mantener a los ladrones en la bahía»… ¡Sin embargo –la pregunta! ¿Cagliostro fue muerto y enterrado, en 1795, en San Leo? Si es así, ¿por qué los custodios en el Castel Sant ‘Angelo de Roma muestran a los inocentes turistas el pequeño agujero cuadrado en el que se dice que Cagliostro fue confinado y «muerto»? ¿Por qué esta incertidumbre o –imposición, a tales desacuerdos en la leyenda? Luego están los Masones que hasta la fecha cuentan historias extrañas en Italia. Algunos dicen que el Conde se escapó de una manera inexplicable de la prisión aérea, por lo que obligó a sus carceleros a difundir la noticia de su muerte y sepultura. ¡Otros sostienen que no sólo escapó, sino que, gracias al Elixir de la Vida, sigue vivo, y tiene más del doble de tres veintenas y diez años de edad! «¿Por qué», pregunta Bottini, «si realmente poseía los poderes que afirmó, no desapareció delante de sus carceleros, para así escapar al castigo degradante por completo?». Hemos oído hablar de otro preso, uno mayor en todos los aspectos que Cagliostro. De ese preso también se dijo en tono de burla, «salvó a otros; y él el mismo no pudo salvarse… dejen que descienda ahora de la cruz, y creeremos…». ¿Hasta cuándo las personas caritativas escribirán las biografías de la vida y arruinarán la reputación de los muertos, con tan incomparable indiferencia, por medio de chismes y, a menudo falsedades de las personas? y ¡éstos generalmente son los esclavos de los prejuicios! En tanto, nos vemos obligados a pensar, que siguen siendo ignorantes de la Ley del Karma y su justicia de hierro.

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