domingo, 13 de febrero de 2022

H.P. Blavatsky en el Tibet

                             

Por Sylvia Cranston

El argumento acostumbrado para negar que HPB haya vivido en el Tibet es que el país había estado cerrado para las intrusiones extranjeras durante varios siglos. Además, considerando la azarosas condiciones del viaje y los altos pasos de montaña que debían atravesarse, ¿cómo podría haber sobrevivido una mujer sola? 

 Para contrarrestar la primera objeción es importante conocer algunos pequeños sucesos. En “Tibet, el Reino Sagrado”, del cual el Dalai Lama escribió la introducción, el autor, Dobsang Lhalungpa, escribe: 

    “Aunque el Tibet se encontraba relativamente aislado -su historia la hizo interesante para los extranjeros y Lhasa fue conocida en Occidente durante siglos como “La Ciudad Prohibida” — siempre estaba abierta para los pueblos vecinos y había continuos corrillos de visitantes, peregrinos y comerciantes desde y fuera, de Mongolia, China, Bhután, India y Ladakh. Durante los festivales buddhistas principales la ciudad contenía más de dos veces su capacidad y las carpas de miles de monjes y peregrinos se apilaban dentro de la antigua ciudadela”. (1)

 HPB, con su rostro mongol y su piel oliva-amarilla, podría haber tenido poca dificultad en vivir en Lhasa o en cualquier otro lugar del Tibet. 

 Respecto de la segunda objeción, HPB jamás afirmó que ella viajaba sola o a pie, como suponen sus críticos. Es más fácil que estuviera acompañada por sus maestros, que viajaban a caballo. Heinrich Harrer, en “Siete Años en el Tibet”, registra que las mujeres jinetes eran algo común de ver en el Tibet (2). HPB misma era una soberbia jinete. 

 Uno de sus maestros escribió a Sinnett: “Aquellos que desean conocernos nos encontrarán en la misma frontera”. Otros, “no nos encontrarán aunque vayan a Lhasa con un ejército” 

 (3). También es posible entrar al Tibet por una ruta menos cansadora que la elevada, esta requiere provisiones masivas y suficientes cargadores nativos para transportarlos. Harrer viajó vía el río Indo. Además, la disponibilidad de mercados de alimentos haría innecesario el transporte de las provisiones necesarias. 

 Debe aclararse que los maestros de HPB no eran tibetanos, sino indios. Su gurú especial; el Mahatma Morya (en general llamado Maestro M) había nacido en Punjab; su colega, el Mahatma Koot Hoomi (Maestro KH) había nacido en Kashmir, HPB escribe: “Más allá de los Himalayas existe un núcleo de Adeptos, de varias nacionalidades, y el Teshu [Panchen] Lama los conoce, y ellos actúan juntos, y algunos de ellos están con él y permanecen desconocidos en su verdadero carácter aún para la mayoría de los lamas -que son en su mayoría tontos ignorantes (4). Mi Maestro, y KH y varios más que conozco personalmente allí, van y vienen, y todos están en comunicación con Adeptos en Egipto y Siria y hasta en Europa”. 

 (5) El Teshu, o Panchen Lama vivía en una ciudad monasterio de Tashilunpo cerca del Shigatse, y aparentemente aquí fue HPB en su estadía en el Tibet. Lhasa estaba mucho más lejos de la frontera India. Sin embargo, ya sea que su destino haya sido Lhasa o Shigatse, algunos de los pasos que era necesario cruzar estaban a 14.000 pies por sobre el nivel del mar y el viaje debe haber sido cansador en extremo. Sven Hedin, explorador sueco del Tibet y Asia Central, escribe sobre sus viajes a través de “la gloriosas montañas gigantes con nieve -picos nevados y laberintos de valles escondidos” -ofreciendo el más magnífico escenario del mundo: 

 “Penetramos más y más profundo en lo desconocido, dejando detrás de nosotros una tras otra cadena de montañas. Después de cada paso se abría ante nosotros una nueva tierra desplegada en su panorama desolado y salvaje, hacia un horizonte nuevo y misterioso; una nueva línea de picos nevados, piramidales o redondos. Aquellos que imaginan que esa jornada en soledad y desolación es tediosa y cansadora están en un error. Ningún espectáculo puede ser más sublime. Cada día de la marcha, cada recodo trae descubrimientos de inimaginable belleza”.

  (6) ¡No es raro que HPB exclamara alguna vez que mas bien viviría en una cueva del Tibet que en un país así llamado civilizado del mundo! Al considerar cuál es la evidencia existente, si la hay, para apoyar la afirmación de Blavatsky de haber vivido en Tibet, uno debe tener en cuenta que su conocimiento del Buddhismo Tibetano era mucho mayor de lo que en ese momento estaba disponible al público, o a los eruditos Occidentales. El Dr. G. P. Malamalasekera, presidente fundador de la Fraternidad Buddhista Mundial coloca a “Blavatsky” en su monumental Enciclopedia de Buddhismo: “Su familiaridad con el Buddhismo Tibetano y las prácticas esotéricas buddhistas parecen estar fuera de toda duda” . 

 (7) El filósofo japonés y maestro D. T. Suzuki, que trajo el Buddhismo Zen a Occidente, cree que “sin duda Madame Blavatsky fue de alguna manera iniciada en el lado más profundo de la enseñanza Mahayana…” (8) Respecto de las credenciales de Suzuki para hacer tal evaluación en 1966, cuando falleció a la edad de 95 años, el London Times dice: “El Dr. Suzuki fue una figura destacada en el campo de la filosofía oriental, porque era al mismo tiempo un erudito de rango internacional, un maestro espiritual que había logrado la iluminación por la que había luchado, y un escritor que en alrededor de 20 volúmenes enseñó a Occidente la naturaleza y propósito del Buddhismo Zen. Como erudito fue maestro de textos sánscritos y buddhistas chinos, con un conocimiento actualizado del pensamiento europeo en varios lenguajes”. Suzuki no sólo influenyó la generación Zen, sino a muchos profesionales. Cuando condujo seminarios en la Universidad de Columbia en la década de 1950, sus estudiantes incluyeron psicoanalistas y terapeutas tales como Erich Fromm y Karen Horney, así como artistas, compositores y escritores (9). Algunos psiquiatras y psicólogos de los años 50 pasaron una semana con él durante el verano de 1957. El volumen Psicoanálisis y Buddhismo Zen fue uno de los resultados de la conferencia, por Fromm, Suzuki y DeMartino, publicado por Harper y Row. 

 Al revisar el contacto de Suzuki con los escritos de HPB, debe mencionarse que hasta 1927, cuando sus ensayos aparecieron por primera vez, prácticamente todas las escrituras buddhistas que Occidente conocía y estudiaba se traducían de la escuela Theravada del Buddhismo del Sur. Consecuentemente, cuando en 1919, el Dr. Suzuki se cruzó con la traducción de HPB de La Voz del Silencio, publicado en 1889, se sorprendió en grande. “Vi La Voz del Silencio por primera vez en Oxford” relató más tarde a un amigo. “Conseguí una copia y la envié a la Sra. Suzuki (entonces Señora Beatriz Lane) en la Universidad de Columbia, escribiéndole: “Aquí está el verdadero Buddhismo Mahayana” (10). Muchos eruditos Occidentales, incidentalmente, no aceptan “La Voz del Silencio” como genuino, porque jamás han visto el trabajo original del cual es tomado. Otra evidencia del alta estima del Dr. Suzuki por HPB se evidenció cuando él visitó los Estados Unidos en 1935. Boris de Zirkoff había estado en contacto con Suzuki sobre algunas escrituras buddhistas y al saber que le era imposible visitar el país, hizo arreglos a través de Nyogen Senzaki, un monje buddhista y maestro en Los Angeles, para que Suzuki visitara a de Zirkoff en su oficina en el Cuartel Internaciones de la ST en Point Loma, California. Cuando el filósofo japonés entró, fue atraído inmediatamente por un retrato de HPB sobre la pared, y luego de permanecer en silenciosa meditación, se volvió a su huésped y dijo: “Ella era alguien que lo logró” (11). 

 En 1989, fue celebrado el 100mo. aniversario de “La Voz del Silencio” y se imprimió una edición especial del trabajo, a la cual, el presente Dalai Lama escribió un Prefacio (12). 

 Este era el año en que él recibió el Premio Nobel de la Paz y El Premio Raoul Wallenberg de Derechos Humanos. El prefacio dice: “El Sendero del Bodhisattva Encontré a los miembros de la Sociedad Teosófica por primera vez hace 30 años, cuando visité la India para participar de las celebraciones del 2.500 aniversario del Buddha. Desde entonces, he tenido el placer de compartir mis pensamientos con los teósofos de varias partes del mundo en numerosas ocasiones. Tengo mucha admiración por sus propósitos espirituales. Creo que los individuos pueden ser buenos seres humanos sin necesidad de ser espirituales. También acepto su derecho de no querer ser espirituales o creer en una religión particular. Al mismo tiempo, siempre he creído que el desarrollo interno espiritual es necesario para una mayor felicidad humana y para incrementar nuestra capacidad para beneficiar a otros. 

 En consecuencia, estoy feliz de esta larga asociación con los teósofos y de enterarme sobre la Edición del Centenario: La Voz del Silencio, que se producirá este año. Creo que este libro ha influenciado a muchos buscadores y aspirantes sinceros con la sabiduría y compasión del Sendero del Bodhisattva. Doy una calurosa bienvenida a esta Edición Centenario y confío en que beneficiará a muchos más. El XIVvo. Dalai Lama, Abril 26 de 1989”. 

 A continuación de este prefacio de la edición centenario, sigue un mensaje del 9no. Panchen Lama (1883–1933), que escribió para “La voz del Silencio” publicada en inglés en 1927 por una Sociedad Chino Buddhista de Investigación en Beijing (13). El mensaje, o sutra, como lo llama el buddhismo, fue escrito en la caligrafía del Panchen Lama en tibetano. El sutra fue compuesto y escrito en caracteres tibetanos por el 9no. Panchen Lama y se incluyó a su pedido en la edición de China, Beijing de 1927 de “La Voz del Silencio de H. P. Blavatsky”. Traducción: “Todos los seres desean la liberación de la miseria. Busca, por tanto, las causas de la miseria y bórralas, al entrar al sendero se logra la liberación de la miseria. Exhorta entonces, a todos los seres a entrar al sendero”. 

 El prólogo de la edición de 1927 establece que la edición fue impresa por solicitud del Panchen Lama y que su grupo, junto con varios eruditos chinos, verificó la traducción de Madame Blavatsky de las palabras tibetanas. El prefacio también menciona que ella estudió durante varios años en Tashilunpo y conocía previamente muy bien al Panchen Lama. 

 Bibliografía: (1) Lhalungpa, Lobsang: Tibet the Sacred Realm: Photographs 1880–1950 , Philadelphian Museum of Art/Aperture, Philadelphia, 1983. (2) Harrer, Heinrich: “Seven Years in Tibet”, E.P. Dutton, Nueva York, 1954. (3) Blavatsky, Helena: The Letters of H.P Blavatsky to A. P. Sinnett, Unwin. Londres, 1925. (4) “The Theosophist”: “Echoes from the Past”, octubre 1907. (5) “The Theosophist”: Op. Cit. (6) Lhalungpa; Lobsang: Op. Cit. (7) Malasekera, G.P.: Voz “Blavatsky” en “Encyclopedia of Buddhism”, vol. 3. (8) Suzuki, D.T.: “The Field of Zen”, Sociedad Budista, Londres, 1969. (9) Fields, Rick: “How the Swans Came to the Lake”, Shambala, Boston, 1981. (10) Buddhist News, agosto 1965. (11) Archivos de Zirkoff, Sociedad Teosófica, Wheaton, Illinois. (12) Blavatsky, Helena: “The Voice of the Silence”, Concord Grve Press, Santa Bárbara, 1989. (13) Blavatsky, Helena: “The Voice of the Silence”, Sociedad China de Investigaciones Budistas, Beijing, 1927.

 

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