miércoles, 16 de febrero de 2022

CRISTO O MEJOR DICHO; CHRESTOS?


Chréstos (Gr.) — Primitiva forma gnóstica de Cristo. Fué usada en el quinto siglo antes de J.C. por Esquilo, Herodoto y otros. El Manteumata pythochresta, o sea los “oráculos proferidos por un dios pitio” por medio de una pitonisa, son mencionados por el primero de los autores citados (Choeph. 901). Chrésterion no es solamente “el lugar de un oráculo”, sino también una ofrenda para o por el oráculo. Chréstés es el que explica oráculos, “un profeta y adivino”, y Chrésterios es el lugar que sirve a un oráculo o un dios.

  El primer escritor cristiano, Justino mártir, en su primera Apología, denomina Chréstianos a sus correligionarios. “Sólo a la ignorancia es debido que los hombres se titulen cristianos en lugar de chréstianos”, dice Lactancio (lib. IV, cap. VII). Los términos Cristo y Cristianos, que originalmente se escribían Chrést y Chréstianos, fueron copiados del vocabulario del Templo de los paganos. Chréstos significaba en dicho vocabulario un discípulo puesto a prueba, un candidato para la dignidad de hierofante. Cuando el aspirante la había alcanzado por medio de la iniciación, por largas pruebas y sufrimientos, y había sido ungido (esto es, “frotado con aceite”, como lo eran los Iniciados y aun en las imágenes (ídolos) de los dioses, a modo de último toque de la práctica ceremonial), se cambiaba su nombre en Christos, el “purificado”, en lenguaje del misterio o esotérico. 

  En simbología mística, realmente, Christés o Christos significaba que se había recorrido ya “el camino” el Sendero, (en muchas encarnaciones previas) y ha alcanzado la meta; cuando los frutos de un arduo trabajo para unir la efímera personalidad de barro con la Individualidad indestructible, la transformaban de este modo en el Ego inmortal. “Al término del camino está el Chréstes”, el Purificador, y una vez llevada a cabo la unión, el Chréstos, el “hombre de dolor”, se convertía en Christos mismo. Pablo, el iniciado, sabía esto, y esto precisamente es lo que quería expresar cuando se le hace decir en una mala traducción: “Estoy otra vez en dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálat., IV, 19), cuya verdadera interpretación es “…hasta que forméis el Christos dentro de vosotros mismos”. Pero los profanos, que sólo sabían que Chréstés estaba en algún modo relacionado con el sacerdote y el profeta, y nada sabían acerca del significado oculto de Christos, insistieron, como Lactancio y Justino mártir, en ser llamados Chrestianos en vez de Cristianos. Toda persona buena puede, por lo tanto, encontrar a Cristo en su “hombre interno”, según lo expresa San Pablo (Efesos, III, 16, 17), bien sea judío, musulmán, indo o cristiano. Kenneth Mackenzie parecía opinar que la palabra Chréstos era sinónimo de Soter, “nombre destinado a las divinidades, grandes reyes y héroes”, y cuya significación es “Salvador”, y estaba en lo justo. Puesto que, según añade el citado autor: “Dicho término ha sido aplicado de un modo redundante a Jesucristo, cuyo nombre Jesús o Joshua tiene el mismo significado. La denominación de Jesús, en realidad, es más bien un título honorífico que un nombre, puesto que el verdadero nombre de Soter del Cristianismo es Emmanuel, o “Dios con nosotros” (Mat., 1, 23) … En todas las naciones, las grandes divinidades que están representadas como expiatorias, o que se han sacrificado a sí mismas, han sido designadas con el mismo título”(R. M. Cyclop.). El Asklepios (o Esculapio) de los griegos tenía el título de Soter.

Glosario Teosófico
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